El hombre tenía hora el pasado 7 de enero para renovar el pasaporte y el DNI. En teoría, iba a ser un trámite más de los cientos que cada día se hacen en la Oficina de Expedición de Documentos que el Cuerpo Nacional de Policía tiene en la calle de Trafalgar, en Barcelona. El individuo, de unos 40 años, entregó el DNI a la funcionaria, que introdujo en el sistema el nombre --Juan Martín Nuez Nuez-- y el número. Sin embargo, para su sorpresa, en el ordenador apareció la foto de otra persona. La funcionaria comprobó el DNI y vio que parecía perfectamente legal. Por eso le pidió al hombre que colocara el dedo en el lector de huellas dactilares. De nuevo, el sistema indicó que no coincidía con la huella de la base de datos.

"Parece que hay un problema informático", le mintió la funcionaria al hombre mientras se levantaba para avisar por teléfono a la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales. Uno de los policías hizo algunas comprobaciones y localizó al Juan Martín Nuez Nuez cuya foto sí aparecía en la base de datos de Interior: era un vecino de Alcañiz (Teruel).

INCONGRUENCIAS Ya en Trafalgar, el investigador le pidió al hombre que le acompañara pues tenía que hacerle algunas preguntas sobre su DNI. "Este insistió en que no sabía de qué le hablaban, que él era el señor Nuez y que hacía años que vivía en Francia; pero empezó a divagar sobre su origen", señalaron fuentes cercanas al caso.

Ante la incongruencia de sus respuestas, el policía, que ya le había pillado al preguntarle el número de hermanos que tiene el verdadero Nuez Nuez, mecánico de un taller, le dijo que sabían que él no era quien decía ser y le pidió que confesara su identidad. Como este se negó, los investigadores le detuvieron por falsificación de documentos y usurpación de estado civil.

Entre tanto, los agentes contactaron con el auténtico Nuez Nuez y le preguntaron si había tenido alguna vez un problema con su DNI, a lo que este les confesó que sí, que lo había perdido en 1997. Los policías sabían ya que el auténtico Nuez era el mecánico. El interrogante estaba en quién era la persona que tenían en el calabozo, con un DNI y un pasaporte perfectamente legales con su foto y ese nombre. Durante horas, el falso Nuez Nuez se negó a explicar cómo podía ser que tuviera un DNI auténtico si él no era esa persona.

EL MÓVIL, CLAVE La policía, que se había quedado con sus efectos personales, vio que su teléfono móvil no paraba de recibir llamadas y mensajes de WhatsApp desde Francia. Los agentes acabaron por contestar descubriendo que quien llamaba era su esposa, una francesa.

Finalmente, cuando los policías le explicaron que su mujer no paraba de llamarle, el hombre se derrumbó y pasó a confesarles una historia alucinante. El detenido aseguró ser Azdine Smida, un argelino de 44 años. Explicó que en los 90 estuvo residiendo en Barcelona y que en 1997 se encontró el DNI de un ciudadano español.

"Desde ese momento vivió con la identidad de aquel documento", explican las fuentes. Con ese DNI logró trabajo primero en Sitges y con él se fue luego a Francia, donde trabajó en Eurodisney. Durante todos estos años, siempre fue Juan Martín Nuez Nuez. Lo fue incluso para su esposa, una francesa a la que conoció en Eurodisney, con la que se casó y con quien tuvo hijos que, actualmente, se apellidan Nuez y viven con la familia en Claye Souilly.

Los agentes contactaron con la esposa del detenido. Enseguida se dieron cuenta de que ella también vivía en el engaño. "Cuando se le explicó que su marido estaba arrestado por suplantar a otra persona y que no era quien ella creía, la mujer tuvo un ataque de nervios al teléfono", dicen las fuentes.

EJEMPLAR Por suerte para el verdadero Nuez Nuez, su suplantador fue un ciudadano ejemplar. "No tiene ningún antecedente ni en España ni en Francia. Esa persona utilizó ese DNI para llevar una nueva vida honrada", comentaron fuentes policiales. Sin embargo, esa vida se le ha desmoronado totalmente, por lo menos desde un punto de vista administrativo, pues aunque la Justicia española le ha dejado en libertad con cargos las autoridades francesas han reclamado la información del caso y pretenden iniciar acciones contra él.

Contactado por teléfono por este diario, Azdine Smida se negó a dar su versión de los hechos. "De momento no me interesa", manifestó en castellano el hombre con voz serena, sin mostrar sorpresa y sin negar en ningún momento lo ocurrido antes de despedirse con un firme "adiós, buenas tardes".

En el buzón de su domicilio todavía aparece su nombre falso, con el que es conocido por el vecindario. "Está fuera, trabaja en Roissy", informó un conocido en alusión al aeropuerto internacional Charles de Gaulle, a una docena de kilómetros del municipio de 11.300 habitantes del entorno de París donde reside.

En un barrio residencial de clase media, el falso señor Nuez y los suyos ocupan una casa unifamiliar de dos plantas con jardín. Ningún timbre al que llamar. El acceso a la casa está cerrado por un portal y un muro que rodea la vivienda. El sitio es tranquilo. Pocos vecinos. El lugar idóneo para pasar desapercibido.