La crisis sanitaria que azota España se ha convertido en un problema globalizado. La necesidad de frenar al covid-19 es un desafío común y cada nación adopta medidas imprescindibles para conseguirlo.

La norma principal insta a los ciudadanos a respetar las normas y en España se cumple un confinamiento, que es posible saltarse para realizar acciones básicas como ir a comprar productos de primera necesidad o ir a trabajar. Y es precisamente el trabajo que realizan muchos de estos profesionales el que hace posible el confinamiento de la población, evitando el desabastecimiento y manteniéndoles informados y protegidos.

El estado de alarma provoca, entre otras cosas, que ciertos oficios cobren una importancia vital en estos momentos. Trabajadores de diferentes sectores siguen con su rutina laboral, se esfuerzan para que todo continúe con la mayor normalidad posible en nuestro día a día, aún exponiéndose al riesgo de contagio desde sus puestos de trabajo.

Enrique Mur, jefe de servicio de bomberos de Zaragoza

“Ahora hay más riesgo de que ocurran accidentes domésticos”.

“Ahora hay más riesgo de que ocurran accidentes domésticos”.

Los Bomberos de Zaragoza han establecido una especie de triaje, de forma que «el equipo médico decide si es una intervención de riesgo o no», y en función de eso se utilizan trajes de protección especiales y equipos de limpieza, «como en cualquier intervención con riesgo químico o bacteriológico», explica Enrique Mur, jefe de servicio. Aparte de los servicios sanitarios, los convencionales también se están incrementando porque «al haber más gente en las casas hay más posibilidades de que ocurran accidentes domésticos», desde caídas a incendios de cocina. Pero en cualquier caso, tranquiliza, «el nivel de atenciones ha subido pero no estamos sobrepasados».

Jesús Javier Sagardoy, farmacéutico en Zaragoza:

“La labor del farmacéutico es la de estar siempre en la primera línea”

“La labor del farmacéutico es la de estar siempre en la primera línea”

Dice Jesús Javier Sagardoy, propietario de la farmacia que lleva su apellido en Vía Universitas, en Zaragoza, que cuando alguien accede a una botica «es porque algo le pasa, porque algo le duele y hay que ayudarle», señala. En estos días de caos y alarma social, los farmacéuticos desempeñan una labor sanitaria fundamental, pero también social. «Debemos estar siempre en la primera línea de la sanidad, pero también hacemos a veces de confesores físicos y morales. Nuestra puerta siempre esta abierta, y el miedo se percibe», cuenta Sagardoy. Él, que todavía tiene mascarillas y gel en su farmacia, lamenta: «Creo que, visto lo que pasaba en otros países, nos podríamos haber anticipado antes».

María Dolores Colomé, carnicería Cascarosa en Alcolea de Cinca:

“La mayoría de la gente está comprando en la misma cantidad”

En los pueblos las dinámicas provocadas por el coronavirus siguen ritmos diferentes. De hecho, la responsable de la carnicería Cascarosa en Alcolea de Cinca, María Dolores Colomé, manifiesta que los hábitos de compra no han cambiado demasiado. «La mayoría de la gente está comprando en la misma cantidad que antes», señala. Con algunas excepciones que sí que han optado por acaparar alimentos, la mayoría mantiene la rutina. La carnicera confía en que los contagios no acaben llegando a las zonas con menos población. «No nos han dado instrucciones concretas para trabajar durante estos días», indica Colomé, que ha aumentado el control siguiendo la lógica y las recomendaciones generales.

Ana Cristina Otín y el Brigada Marcos, guardias civiles:

“Vamos casa a casa para ver cómo se encuentran los mayores”

El Brigada Marcos y Ana Cristina Otín son dos guardias civiles a los que el coronavirus también les ha cambiado su vida. Ahora centran su labor en esa España vaciada. Recorren pueblo a pueblo para ayudar a la ciudadanía y, especialmente, a los más mayores «por ser los más vulnerables». «Llamamos a las viviendas para preguntarles cómo se encuentran y ofrecerles nuestra ayuda en caso de que lo necesiten», señalan ambos, que destacan que al mismo tiempo reiteramos «la importancia de quedarse en casa, también en las pequeñas localidades, ya que es la mejor manera de combatir esta emergencia sanitaria. Y que continúen en esta línea, porque su seguridad es la seguridad de todos». Su presencia también genera aplausos.

Manuel Beltrán regenta una gasolinera en Utrillas:

“Tras la caída de ventas ahora nos centramos en atender a camioneros”

Muchas gasolineras de la comunidad viven una situación agónica. El coronavirus ha desplomado sus ventas y ha obligado a implementar un protocolo de seguridad nunca visto. Lo sabe bien Manuel Beltrán, que tiene una estación de servicio muy cerca de Utrillas, en Teruel. «Aquí hay gente que no sabe echarse gasolina porque está acostumbrada a que siempre les servimos, por eso ahora lo hacemos con mascarilla y guantes», explica Beltrán, que ha tenido que fabricarse una mampara para poder cobrar con tarjeta al no disponer de un cajón que le comunique con el exterior. Además de la gasolinera, tiene una firma de distribución de gasoil para calefacción. En total cuenta con seis trabajadores: «Voy a hacer todo lo que pueda para evitar un ERTE, no quiero que esto lo paguen ellos». Como sus ventas han caído «un 70%», además de garantizar el suministro, Beltrán se está centrando en dar servicio a los transportistas. «Tenemos los aseos y las duchas dispuestas y hemos empezado a vender pan, embutido o sándwiches para que si pasa un camionero pueda comer algo», indica Beltrán, que destaca el esfuerzo del sector en este sentido.

Rafael Argente, estanquero:

“La gente usa el 'ir a comprar tabaco' como excusa para salir de casa”

Dos muebles y papel transparente de cocina es lo que separa al dueño de un estanco en el barrio del Actur en Zaragoza, Rafael Argente, de los clientes que estos días salen de sus casas para comprar tabaco debido que, a pesar de la cuarentena, sigue siendo un servicio necesario por toda aquella sociedad fumadora. Argente asegura que la semana pasada, cuando se veía venir lo que iba a llegar a España, las ventas aumentaron considerablemente. Por el contrario, estos días «se está vendiendo muy poco» debido a que los días previos a que se tomaran las medidas actuales, la gente «compró muchos cartones porque no sabían qué iba a pasar». Argente comenta que cree que cuando a la gente se le acabe lo que tienen en casa, «volveremos a vender mucho».

A pesar de esto, Argente explica que el ir a comprar tabaco «sirve como excusa» para mucha gente para así poder salir de casa. «Vienen muchas personas casi todos los días y únicamente compran un paquete», comenta. Este acto, que se repite diariamente, Argente lo considera «irresponsable» siendo que puedes comprarte para que dure varios días.

Pablo García y José Amella, policía nacional:

“Concienciamos y vigilamos que todos se queden en su casa”

Pablo García y José Amella llevan 11 y 10 años, respectivamente, en la Brigada de Seguridad Ciudadana de la Jefatura Superior de Policía de Aragón. Jamás podían haberse imaginado que su labor diaria iba a ser la de vigilar el cumplimiento del estado de alarma por la pandemia del coronavirus. «Nuestras patrullas consisten en controlar a la gente y recomendarles que es muy importante que la ciudadanía se quede en casa», señala García, quien reconoce que, hasta ahora, solo han informado porque no han observado ningún tipo de incidente que merezca sanción que marca el real decreto. «Es una guerra en la que tenemos que luchar todos juntos y es muy importante concienciar», añade.

Mª Carmen Colás, propietaria de la pastelería y panadería Micheto, en Calamocha:

“La crisis que venga después me da más miedo que el coronavirus”

La pastelería y panadería Micheto hace llegar a los calamochinos cada día el pan, la prensa y dulces muy variados, además de productos típicos. En estado de alarma, son menos los que se acercan a la tienda, que ha establecido medidas de seguridad. «La gente tiene miedo al contacto», explica Mª Carmen Colás, gerente del negocio con 35 años de andadura. Afirma que le da miedo el virus, pero más la crisis que venga después para los autónomos. El cierre de bares y restaurantes le ha afectado y ha reducido su horario. Muchos clientes han cancelado encargos, como por ejemplo los de cumpleaños. Sin embargo, personalmente aprovecha el confinamiento para pasar más tiempo con su hija.

Jaime Masó, quiosquero en Publicaciones El Quiosco:

“La gente agradece salir a por la prensa y tener una mínima rutina”

Jaime Masó regenta Publicaciones El Quiosco, ubicado en la calle San Juan de la Cruz, en Zaragoza. Estos días observa cómo aumenta la clientela y los lectores de siempre se mantienen fieles a la prensa diaria en unos momentos en los que la información es un bien de primera necesidad. «Se vende mucha prensa, muchísimos pasatiempos, revistas del corazón, y ha caído la prensa deportiva», explica desde detrás del mostrador, protegido con guantes, mientras sigue el goteo de clientes. «Lo que ha desaparecido con la crisis son los niños; pero se compran muchas cosas para ellos», asegura. Y en esta cuarentena, reflexiona: «La gente agradece que estemos abiertos, tener un motivo para salir y guardar una mínima rutina».

David García, trabajador de la limpieza viaria en Zaragoza:

“Desinfectamos las calles a diario, sobre todo los accesos a hospitales”

David García sale ataviado con un traje (Epis) por el que no se puede colar ni una gota de agua. Con guantes, máscara facial y gafas limpia todos los días las calles y ahora lo hace con «más esmero y empeño». «Sabemos que es muy importante desinfectar, sobre todo las zonas donde se concentra más gente o los accesos a los hospitales», comenta. Confiesa que no le hace mucha gracia tener que salir de casa, pero admite que «es lo que toca» y que es momento de «ser responsable y hacerlo por la ciudadanía». «Vamos protegidos, sobre todo nosotros que trabajamos con productos tóxicos. Aunque el riesgo siempre está ahí es nuestra obligación laboral y moral mantener la ciudad limpia, y sobre todo las zonas más sensibles».