El tenso rifirrafe protagonizado por el responsable de Economía del Ayuntamiento de Zaragoza, Fernando Rivarés, y la concejala del PP María Navarro eclipsó el que era el último paso para confirmar la reforma del impuesto de la plusvalía (incremento de valor de los terrenos de naturaleza urbana) propuesta por los conservadores y aprobada con los votos del PSOE y Ciudadanos (Cs). Este visto bueno definitivo, transcurrido el plazo de exposición pública y el periodo de alegaciones, hace que pueda entrar en vigor este mismo mes, en 15 días, antes de las próximas elecciones, y que trata de bonificar a todos los inmuebles heredados que sean primera vivienda en un 95% sin límite de valor catastral, y en un 20% el resto de propiedades.

Pero ambos concejales se enzarzaron al final de un debate previsible en el que el Gobierno de ZeC, en boca de Rivarés, volvió a insistir en que el pacto PP-PSOE-Cs provocará que se pierdan 3,5 millones en ingresos «para beneficiar a 234 familias» que ahora no tienen esa bonificación. ¿Para quiénes trabajan los grupos que lo apoyan, para esas familias con las que quizá toman café en su salón?», preguntó el edil de ZeC.

«Su discurso de los buenos y los malos, los pobres y los ricos... Estoy segura de que su salón es mucho mejor que el mío, que su casa es mejor que la mía, que donde vive es más cara que la mía», replicó la conservadora para argumentar que la plusvalía es un impuesto «injusto» que no atiende el nivel de renta de quien hereda, sino el valor catastral del inmueble, que se consigue en muchos casos con los ahorros de toda una vida. Un criterio que compartieron tanto Sara Fernández, de Cs, como Javier Trívez, del PSOE, «lo mismo que en el de Sucesiones», cuya reforma también aprobaron juntos en las Cortes de Aragón.

Pero la discusión se llevó a lo personal y Rivarés respondió tajante a María Navarro: «Dónde paso las noches y con quien es mi problema. Mi vida sexual es muy satisfactoria. No sea alparcera y cotilla», le dijo, justo después de afirmar que su piso es «de 43 metros cuadrados» y no la vivienda que todos le atribuyen. Una reacción que encendió las iras de los conservadores, cuyo portavoz, Jorge Azcón, exigió que retirara esos «insultos». El alcalde Pedro Santisteve medió para exigir calma a ambos y que evitaran alusiones personales en el debate.

Solo CHA apoyó a ZeC y rechazó la reforma del impuesto. Carmelo Asensio subrayó la «torpeza» de hacerla justo antes de que el Gobierno central apruebe la revisión por ley del tributo.