La aparición de un galgo en un programa de televisión sobre mascotas, que había sido abandonado, atado y con el chip arrancado, junto al Canal Imperial en Zaragoza, motivó a la Plataforma en Defensa de la Caza del Galgo a denunciar el caso a la Guardia Civil, el pasado 25 de enero.

Los agentes del Seprona comenzaron a indagar el origen del perro, con apenas una marca en la oreja, correspondiente a una asociación de dueños de esta raza. El chip le había sido arrancado y estaba herido y desnutrido.

Los investigadores acabaron por dar con su propietario original, en Valladolid, quien acreditó que lo había vendido. Los agentes fueron tirando del hilo hasta dar con su cuarto y último dueño, un zaragozano de 32 años, que acabó siendo investigado (antes, imputado) por maltrato animal. Dijo que lo había vendido a otro, del que no tenía datos, entre otras inconsistencias.