El ministro de Justicia, José María Michavila, inaugurará hoy en Zaragoza el Instituto de Medicina Legal, que entró en funcionamiento en el barrio de San Gregorio el mes de julio del 2001. Al acto también tiene prevista su asistencia el director general de Obras y Patrimonio del ministerio, José Antonio Llopis.

El instituto, cuyas obras tenían que haber culminado en 1999, según el proyecto presentado por la entonces ministra Margarita Mariscal de Gante, que puso la primera piedra el 29 de septiembre de 1988, sustituyó en sus funciones al viejo Anatómico Forense Bastero Lerga, y su puesta en marcha acarreó numerosos problemas por las carencias que presentaba el edificio, tanto en material como en falta de personal. Incluso se han retrasado en varias ocasiones los actos de inauguración oficial, anunciados sucesivamente por el ministerio para enero, junio y octubre del 2000, en vísperas de las anteriores elecciones legislativas.

Sin embargo, problemas como la dificultad en alcanzar un acuerdo en el convenio colectivo, con discrepancias sobre el pago del trabajo en días festivos, y las carencias de personal, de urbanización del exterior del inmueble y otras que se fueron detectando conforme avanzaba la obra retrasaron el acto inaugural, sin que en los dos últimos años se fijara una fecha para el mismo.

Además, las obras se retrasaron porque en el proyecto inicial no estaba prevista la instalación de una depuradora de aguas, lo que supuso un encarecimiento en los costes de su construcción hasta alcanzar los 500 millones de pesetas (tres millones de euros).

Estas dificultades llevaron al Gobierno aragonésa anunciar repetidamente que no se harían cargo de las competencias en materia de Justicia hasta que el instituto estuviera suficientemente dotado, además de exigir al ministerio que procediera a otras reformas, como la de la Audiencia, que todavía están pendientes.

El Instituto de Medicina Legal de Aragón, concebido como un centro de referencia y pionero en España culminó con su puesta en funcionamiento una reivindicación de más de 20 años, tiempo en el que los forenses siguieron trabajando en el Bastero Lerga en condiciones tercermundistas.

El edificio que lo alberga es un prototipo adaptado a los procolos internacionales y los arquitectos se inspiraron para su diseño en institutos ya existentes en Alemania y Australia. Consta de dos plantas y un semisótano. Este último alberga las instlaciones generales, las sala de cadáveres, el archivo, el acceso de furgones y la zona de putrefacción. En la planta baja están las oficinas, la recepción al público y la de asistencia social. Finalmente, en la parte superior se encuentran los laboratorios de toxicología, biología y criminología, así como los servicios forenses y las salas para practicar las autopsias.