Un fuego que se declaró en un gran almacén de paja del pueblo de Apiés, cerca de Huesca, se transformó ayer en un voraz incendio que se extendió con rapidez, impulsado por el viento, por una amplia zona de rastrojos de cereal en las inmediaciones del embalse de Montearagón. El siniestro se registró sobre las tres de la tarde, por causas que se desconocen, y su impetuoso avance obligó a movilizar gran cantidad de efectivos en un tiempo récord, ya que el núcleo de Apiés se encuentra cerca de la sierra de Guara. En en almacén había amontonadas 2.000 toneladas de paja que fueron de inmediato pasto de las llamas. Anoche, el Gobierno de Aragón contabilizaba ya 400 hectáreas quemadas.

Pronto se desplazaron a la zona del incendio, cuya humareda era visible desde la capital oscense, distintos medios terrestres y aéreos. En total, acudieron tres cuadrillas, tres autobombas, dos hidroaviones, tres helicópteros y Bomberos de Huesca.

El humo que se cernió sobre la ciudad y el paso de los hidroaviones en sus desplazamientos en busca de agua crearon expectación entre los oscenses.

La veloz expansión de las llamas, que encontraron en la paja seca un medio ideal para propagarse, obligó a movilizar el helicóptero estacionado en Ejea, que se unió al perteneciente al Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente (Magrama).

Al cierre de esta edición, el gran dispositivo antiincendios había conseguido controlar el fuego, pero este seguía todavía activo, si bien la evolución era hacia una progresiva extinción, según señalaron fuentes del Gobierno de Aragón. El retén estaba compuesto por cuatro cuadrillas terrestres, otras tantas motobombas y Bomberos de Huesca.

La llegada del mes de agosto ha coincidido con un recrudecimiento de los incendios en la comunidad aragonesa. El pasado fin de semana se registró uno en el Sobrarbe, en la zona de Bárcabo y Lecina, y otro más potente en Atarés, un núcleo dependiente de Jaca que se sitúa en las faldas de San Juan de la Peña. Este segundo siniestro se originó durante unas tareas agrícolas y se propagó enseguida.