El incendio de dos contenedores frente a un geriátrico del barrio zaragozano de Movera generó ayer una gran alarma entre los residentes y el resto de vecinos, pero afortunadamente los daños fueron solo materiales, sin heridos ni intoxicados por el humo. Fuentes de los Bomberos de Zaragoza indicaron que no hay evidencias de que se trate de un fuego intencionado, pero será el análisis de la Policía Científica el que lo determine con seguridad.

El fuego se declaró a las 16.09 horas frente al inmueble, situado en la calle Virgen de Movera del barrio, tras la plaza de España. Los depósitos, uno de papel y otro orgánico, ardieron y las fuertes llamas causaron el estallido de tres cristales, además de derretir algunas persianas.

El humo penetró en las habitaciones más cercanas y obligó al personal a trasladar a algunos ancianos de lugar, pero no a desalojarlos y dejarlos a la intemperie, según aseguraron los bomberos. Estos tardaron alrededor de una hora en extinguir las llamas por completo y regresar al parque.

Su intervención incluyó el aseguramiento de la zona y la atención por nervios a algunos residentes. Pero, insistieron, no tuvieron que asistir a nadie por quemaduras ni por inhalación de humo, ni entre los ancianos ni entre el resto de vecinos. Se encargaron también de desalojar el humo y ventilar adecuadamente las habitaciones afectadas antes de abandonar el lugar.

Los servicios municipales de limpieza acudieron pocas horas después a despejar los restos de depósitos y basura calcinada, mientras los responsables del centro trataban de adecentar las zonas afectadas.

El escenario no es el habitual en las quemas vandálicas. No solo por el lugar --apenas se dan casos en barrios rurales--, ni por la hora. Los pirómanos, enfermos o vándalos, suelen preferir la noche para que haya menos posibilidades de que les detecten. Además, es habitual que quemen varios conjuntos de contenedores en la misma zona, algo que tampoco sucedió en esta ocasión.

En cualquier caso, el análisis de la Policía Científica determinará si se trata de un accidente --por una colilla mal apagada, por ejemplo-- o de un fuego intencionado, que indicaría fundamentalmente la presencia de acelerantes como la gasolina.

La Policía Nacional y la Policía Local mantienen un operativo conjunto para prevenir este tipo de quemas, que generan cuantiosas pérdidas al Ayuntamiento de Zaragoza. Cada contenedor cuesta unos 700 euros, entre el valor del propio depósito y los gastos de traslado y colocación de la concesionaria, FCC. La colaboración ciudadana resulta fundamental para atrapar a los responsables.