El edificio de El Corte Inglés del paseo de Sagasta, en Zaragoza, sufrió a mediodía de ayer un incendio que obligó al desalojo en tan solo 10 minutos de 3.500 personas, 400 de ellas empleados de los grandes almacenes. Según los primeros indicios, las llamas se originaron tras producirse un chispazo cuando se realizaba una soldadura durante unas tareas de mantenimiento. No se produjeron daños personales ni se vio afectado el género expuesto en las distintas secciones.

El fuego prendió en el material aislante y se propagó verticalmente desde el sótano hasta la sexta planta a través de un conducto para las tuberías de 80 por 60 centímetros. Rápidamente, se originó una gran humareda que invadió todas las plantas a través de las rejillas de la climatización y salió al exterior por la azotea formando una densa columna, según indicaron fuentes de los Bomberos de Zaragoza, que enviaron al lugar del siniestro dos bombas, una ligera y otra pesada, y una autoescala de 30 metros.

Los empleados y clientes que se hallaban en el edificio en torno a las 13.30 horas salieron a la calle utilizando las escaleras de servicio y las mecánicas, que se pararon en cuanto se disparó la alarma de incendio, en cumplimiento del protocolo de seguridad. Los ascensores, asimismo, dejaron de funcionar automáticamente, La luz permaneció encendida durante la evacuación, según indicaron fuentes de la empresa.

OLOR A QUEMADO

«No ha habido gritos ni carreras ni escenas de pánico», manifestó una portavoz de El Corte Inglés que subrayó que el desalojo se había desarrollado «ordenadamente y en un tiempo récord». Los bomberos explicaron que los sistemas de autoprotección del inmueble, como los rociadores de agua, habían funcionado correctamente desde un primer momento.

Inicialmente se apuntó que el fuego se había podido originar en la sexta planta, que alberga la cafetería y la sala de máquinas. De hecho, cuando el centro reabrió a primera hora de la tarde, De hecho, a las cinco de la tarde, la cafetería se hallaba cerrada al público, si bien el resto de secciones funcionaba con normalidad. Con el fin de eliminar el olor a quemado que aún se podía percibir, se estaban ventilando todas las plantas.

«Olía mal y salía un humo blanco, muy denso, por los conductos de la climatización», manifestó Jaime, un joven que había subido a la planta de caballeros para comprar ropa. «Bajando por las escaleras mecánicas, que estaban paradas, en ningún momento he tenido sensación de peligro», añadió. Juan, un cliente que había dejado su coche estacionado en uno de los sótanos del edificio, estaba en la calle cuando se declaró el incendio. «Me han dicho que creen que pronto podré ir a por el auto», comentó.

La evacuación se llevó a cabo por las tres entradas principales del establecimiento comercial, que dan a Sagasta, el paseo de las Damas y la glorieta de Sasera. Los miembros del personal se concentraron en varios puntos en torno al inmueble y aguardaron a que terminaran las labores de extinción antes de reincorporarse a sus puestos de trabajo.