Los incendios forestales han dado un respiro este verano. La superficie quemada en lo que va de temporada de riesgo ha sido prácticamente la mitad del pasado año. En total, se han registrado 182 fuegos que han quemado 194 hectáreas. La mayoría ha sido matorral y superficie agrícola, pues únicamente se han quemado 29 hectáreas de superficie arbolada y boscosa. En el 2017 hubo 368 incendios que calcinaron 400 hectáreas.

La Consejería de Desarrollo Rural celebra la situación, aunque con cautela. «En cualquier momento podemos tener un gran incendio que nos dispare las hectáreas calcinadas», indica el director general de Gestión Forestal, Ángel Berzosa. Uno de los objetivos del departamento a la hora de encarar los avisos es lograr que los focos no pasen de una hectárea, lo que se considera un conato.

La bajada en el número de incendios de este año tiene que ver con el buen comportamiento de la meteorología. La acumulación de nieve durante el invierno y las lluvias de la primavera han contribuido a mantener la humedad en las zonas arboladas incluso en las jornadas más calurosas. En todo caso, desde el departamento recuerdan que las labores de prevención y la sensibilización social también son indispensables.

control inicial / En el 2017 las condiciones ambientales eran muy negativas, con gran parte de la temporada en alerta por altas temperaturas y con una situación generalizada de sequía. En esa ocasión gracias a la rápita actuación de los cuerpos de extinción el 77% de los incendios se calificaron como conatos. La temporada más trágica de la última década fue la del 2009 con casi 11.000 hectáreas arrasadas.

La prevención sigue siendo la única forma de afrontar los meses de verano en el monte. «Lo cierto es que a veces ponemos el punto de mira en el numero de hectáreas quemadas y eso no implica que el año sea malo o bueno», destaca Berzosa. El riesgo de que se produzcan incendios no se puede eliminar en ningún caso y lo que se busca es reducir los tiempo de respuesta. El presupuesto actual consigna 28,5 millones de euros para los dispositivos forestales.

torres de vigilancia / Este 2018 por primera vez se han contratado doce meses las cuadrillas helitransportadas, algo que se considera «fundamental» para acceder a los fuegos en pocos minutos desde que son avistados. Sin embargo, desde la oposición se considera que no se han cumplido con los pactos al respecto. En más de una ocasión Podemos ha reclaman públicamente que se explique en qué cuestiones se están inviertiendo unos fondos que prevén, además, la contratación durante diez meses y medios a los trabajadores de los espacios naturales y siete a los encargados de las torres de vigilancia.

El incendio más extenso de la temporada ha sido el de Barbuñales, en la provincia de Teruel, que acabó con unas 20 hectáreas de cañas y carrizo, pero han sido de pastos. Además de la meteorología positiva, otro de los motivos que contribuyen al cambio de tendencia es la sensibilización de la sociedad. «Creo que las campañas en colegios y asociaciones de profesionales y ganaderos están dando sus frutos», indica Berzosa.

Por el momento parece que han quedado atrás los enfrentamientos con el sector agrario después de unas declaraciones del consejero Joaquín Olona en las que consideraban que se les acusaba de provocar fuegos por actuar de forma negligente. «El agricultor es el primer interesado en evitar los incendios, porque la cosecha es lo primero que se pierde y además pierde su medio de vida», indican. Por el momento se ha mejorado el sistema de información sobre el nivel de riesgo en cada momento y el tipo de labores que están permitidas.

puntos de agua / En los últimos años se ha abordado como la construcción, reparación y mantenimiento de puntos de agua, la mejora de bases helitransportadas y de los puestos fijos de vigilancia, la construcción, reparación y mantenimiento de pistas y la adaptación de balsas compatibilizar su uso con el ganadero.

Además, este año está previsto continuar con la modernización de bases helitransportadas en Plasencia del Monte y Boltaña, y prosiguen los trabajos sobre los combustibles naturales para la mejora de las condiciones de defensa frente a incendios forestales, aproximadamente en 5.000 hectáreas.