El Ayuntamiento de Zaragoza ha intensificado el control de los edificios de la ciudad. Lo ha hecho tras el desprendimiento de un alero del colegio Santo Domingo de más de 2.000 kilos y la caída de cascotes del frontal de la fachada del centro Joaquín Costa. Dos sustos que ocurrieron en la primera semana de marzo y que han obligado al consistorio a tomar medidas cautelares.