La plantilla de la Guardia Civil en Aragón ha recibido hoy la incorporación de 90 nuevos agentes que prestarán servicio en diferentes puestos distribuidos por las tres provincias de la comunidad y supondrán un alivio a la crónica falta de medios humanos en el cuerpo, como vienen denunciando las asociaciones profesionales. Según estas organizaciones serían necesarios 700 hombres más para que el trabajo se pudiera realizar en condiciones de efectividad y seguridad.

AUGC puso de manifiesto que este contingente «estará solo u año en Aragón, el tiempo que dure su primera etapa de formación». «Serán un alivio, sí, pero temporal», añadió la misma entidad, que indicó que ahora, con la llegada del verano, el problema se agravará debido a que «una tercera parte de la plantilla se irá de vacaciones».

Los efectivos ahora incorporados terminaron su formación en los centros docentes de la Benemérita, ubicados en Baeza (Jaén) y Valdemoro (Comunidad de Madrid), y ahora empezarán un periodo de prácticas que tendrá una duración aproximada de un año en las distintas unidades de los puestos seguridad ciudadana que el cuerpo tiene repartidos por Aragón.

A la provincia de Zaragoza se han incorporado 26 agentes, 36 a la de Huesca y 28 a la de Teruel. Estas incorporaciones, según informó ayer la Guardia Civil en una nota oficial, supondrán un refuerzo en la seguridad ciudadana de la comunidad aragonesa.

El pasado mes de octubre, según cifras oficiales facilitadas por el general jefe de la Benemérita en Aragón, Carlos Crespo, Aragón contaba con 3.149 agentes en total, lo que equivalía al 91% de la plantilla. El responsable del cuerpo señalaba en aquellas fechas que lo importante era que desde el 2016 la plantilla se había incrementado en un 20%.

Sin embargo, asociaciones profesionales como AUGC y AEGC han venido manifestando reiteradamente durante los últimos años que en Aragón existe una escasez real de efectivos que afecta a la forma de trabajar de los componentes del cuerpo.

El Rambo de Requena

Esta falta de medio humano se hace notar particularmente, según las citadas entidades de representación de los guardias civiles, en las zonas rurales. De ahí que apuesten por una concentración de efectivos en determinados cuarteles. Además, hacen hincapié en que las cifras están infladas, pues hay una parte considerable de la plantilla que no está en comisión de servicio fuera de su destino habitual.

Esta situación de carencia de personal, han subrayado a menudo ambas asociaciones, quedó patente en diciembre del 2017, cuando un peligroso delincuente de origen serbio, Robert Feher, conocido como Ígor el Ruso, mató a tiros cerca de Andorra (Teruel) a dos agentes de la Benemérita y a u ganadero. Además, este pistolero, que había llegado a España huyendo de la Justicia italiana, había malherido días antes a otras dos personas en una casa de campo situada en las cercanías de Albalate del Arzobispo.

Esta serie de crímenes pusieron de manifiesto asimismo, según las citadas organizaciones profesionales, las deficiencias existentes en cuestión de material de protección. De hecho, se sucedieron manifestaciones populares en las que se pedía el incremento de la vigilancia. Un problema que no era circunstancial, como puso de manifiesto a principios de este mes la detención en la provincia de Teruel del denominado Rambo de Requena, un peligroso individuo que, armado con una escopeta y utilizando vehículos robados, llegó desde Valencia al interior de Teruel. En su arresto resultó grave un guardia civil del equipo de búsqueda.