Las obras de peatonalización de la calle Bruno Solano han provocado el malestar de algunos de los vecinos de este entorno y de los padres del colegio Basilio Paraíso, quienes madrugaron ayer para impedir la tala de dos pinos de gran porte que todavía quedan en pie en esta vía zaragozana, después de que en esta intervención se cortaran seis ejemplares a lo largo de esta semana.

Unas ocho personas acudieron a las 7.30 de la mañana para formar una cadena humana alrededor de los dos árboles. Por el momento, han logrado su objetivo, puesto que los operarios de Parques y Jardines decidieron retirarse. Regresarán el lunes, pero los residentes confían en que desde el ayuntamiento reconsideren la situación.

«Todos los vecinos dicen que es una pena», afirmaba ayer por la tarde muy cerca de estos pinos Mayte Aramendía, una de las madres del colegio. Otras madres y sus hijos se encontraban también en el lugar, que ahora muestra dibujos y carteles de protesta, algunos hechos por la gente menuda y otros por la asociación conservacionista Ansar, que también ha secundado la queja .

Sobre la eliminación de estos árboles, Aramendía consideró que ha faltado información, puesto que incluso la junta vecinal del distrito no sabía que la obra incluía la tala, aunque se trata de un proyecto de los presupuestos participativos.

Este tiene como fin el acondicionamiento de la calle para facilitar y hacer seguro el paso de peatones y contempla la renovación integral de la vía, que cuenta con tuberías de abastecimiento y saneamiento antiguas y de material inadecuado.

Precisamente, según relató este grupo, el asunto tiene que ver con las raíces de los árboles y las tuberías.

«Dudamos de que no haya otro remedio», afirmaron sobre la necesidad de talar. Al respecto, indicaron que, según les dijeron ayer desde el consistorio, el lunes acudirán técnicos a considerar una solución distinta.

«Al ayuntamiento le debe de salir más barato cortar que mantener», se quejó Carlos, otro vecino del entorno que consideró oportuno mantener estos ejemplares. Pili Sánchez, otra residente en el barrio, consideró «fatal» la medida y pidió más cuidados para el arbolado de la ciudad.