Las meningitis víricas, para las que no existen medicamentos específicos, están consideradas por los expertos una variante leve de este tipo de patología. Aparece siempre acompañada de síntomas como la fiebre, el dolor de cabeza, los vómitos y rigidez en el cuello. Lo más normal es que se manifiesten pasada la primera semana de exposición al virus.

El contagio se produce sobre todo por vía feco-oral. Las manos son el principal vehículo de contagio, junto con los objetos manipulados por manos sucias.

El modo más efectivo de mantenerla a raya consiste en extremar la higiene personal y no compartir cepillos de dientes ni toallas, dado que no existen vacunas ni tratamientos, ni siquiera medicamentos específicos.

En cambio, la meningitis bacteriana puede ser tratada con vacunas que se incorporaron al calendario infantil en el año 2000.