Una botella de cristal cualquiera puede tener infinitas vidas. Tantas como la ciudadanía desee porque para darle la inmortalidad es necesario que se recicle. En Aragón, la planta de reciclaje de FFC Ámbito gestionada por Ecovidrio, entidad sin ánimo de lucro que se encarga de gestionar el reciclado de todos los residuos de todos los residuos de envases de vidrio en España, levantada en Cadrete, y la fábrica multinacional de envases Verallia, ubicada en Cuarte de Huerva, se encargan de conseguirlo.

El año pasado, los aragoneses reciclaron 17.803 toneladas de residuos de vidrio, 13,6 kilos de media y ciudadano. Con parte de sus restos, Verallia, con una plantilla de 179 personas, es capaz de fabricar al día un millón de botellas de vidrio, de diferentes tipos y de hasta 12 colores diferentes, algo que muy pocas empresas pueden hacer por la tipología de sus hornos de fundición y los materiales con los que trabaja.

Año tras año la sociedad está más concienciada de la importancia de reciclar. Pero no lo suficiente. Y no solo eso, tampoco saben hacerlo bien. Basta con visitar la planta de reciclaje y ver en los montones de toneladas de vidrio como se cuelan restos de cerámica, plástico o papel. Según el director gerente de FCC Ámbito, Carlos Mallén, separan alrededor de 10 kilos de cerámica por cada tonelada de vídrio. A la hora, en Ecovidrio se procesan 15 toneladas de cristal, con una plantilla de tres personas por turno.

Se encarga del proceso de separación de todo el vidrio reciclado en Aragón. Para ello se realiza un exhaustivo proceso de selección de la materia prima. Primero un separador magnético elimina cualquier resto de metal, después, una máquina de separación óptima se encarga de apartar cualquier elemento de cerámica o piedra y, en caso de que alguno se escape hay un triaje manual. Por otro lado, un aspirador se encarga de eliminar del proceso cualquier resto de papel o bolsa y, finalmente, hay una criba de mallas y barras. El resultado final es el llamado «calcín», es decir, el vidrio limpio y triturado necesario para comenzar a dar vida, de nuevo, a la botella.

Verallia tiene calcín propio e importado de Ecovidrio y otras empresas. Este elemento, entre otros, permite cambiar el color.

Por ejemplo, los botellines de cerveza, cada vez más oscuros, tienen un 90% de calcín en su mezcla. Todo lo contrario que en las blancas, que utilizan un 80% de arena, más carbonato cálcico y sódico y un calcín especial. Las azules se hacen con cobalto, una materia prima muy cara.

El calcín es energéticamente más barato fundirlo y además más sostenible. Objetivo de un proceso de reciclaje.