Los ingresos tributarios por el juego en Aragón han sufrido un desplome en una década, reduciéndose a la mitad la recaudación de las arcas públicas. Si en el 2004 los beneficios que obtenía el erario público autonómico por esta actividad eran 73 millones de euros, con los últimos datos cerrados, en el 2015, estos eran de 36,9. Así se desprende del Informe sobre el Juego en Aragón 2017, que elabora la Dirección General de Justicia e Interior de la Consejería de Presidencia del Gobierno de Aragón. Eso sí, el último año del que se tienen datos registgra un ligero repunte de la recaudación respecto al año anterior, ya que en el 2015 los ingresos fueron de 35,5 millones

Los casinos, las máquinas recerativas, las tómbolas y los bingos, que tan en boga estuvieron en las décadas de los 80 y los 90 parecen haber pasado de moda, y hoy en día su aportación a los tributos de la comunidad sin ser desdeñable, no es tan abundante como lo era hace unos años. De hecho, apenas representan un nimio porcentaje de los alrededor de 2.000 millones de euros que ingresan anualmente las arcas públicas autonómicas a través de los impuestos y las tasas.

El sector del juego tradicional atraviesa una crisis, a pesar de que, por ejemplo, el número de máquinas recreativas se mantiene constante en cerca de 6.750 en todo Aragón. Eso sí, lejos de las 9.400 que había en la comunidad en el año 2008. Este tipo de juego es el que más dinero aporta a las arcas públicas, con 21,4 millones en el año 2015. Eso sí, una década atrás se ingresaban más de 30.

Donde el descenso recaudatorio ha sido más drástico es en los casinos de juego. Actualmente solo hay uno en toda la comunidad, y lo que reporta al erario público es prácticamente simbólico: 292.988 euros. Muy lejos de los más de 4 millones que aportó en el 2005.

pocas salas / Con un descenso del 70%, es también muy espectacular la caída de los ingresos por lo recaudado en las salas de bingo, que además han ido cerrando paulatinamente hasta quedar únicamente diez en toda la comunidad. Si en el 2005 se llegó a ingresar 40,6 millones de euros, una década después la cifra no llega a los 12 millones. Ni siquiera la irrupción del bingo electrónico compensa esta pérdida. Esta modalidad aporta 202.329 euros, en una clara progresión desde su implantación en el 2013. Ese año aportó 62.667 euros, en el 2014 187.470.

Mientras parece decaer la moda por acudir a los establecimientos tradicionales de juego, también aumenta considerablemente el número de aragoneses que se inscriben en el Registro del Juego Prohibido. Este registro imjpide el acceso a las salas a todas las personas que se apuntan en él, y constituye constituye un instrumento útil para prevenir la adicción al juego, para contribuir a la rehabilitación de los afectados por alteraciones derivadas de la adicción al juego y para hacer efectiva la prohibición de acceso a los locales de juego. En el 2002, apenas había 200 personas apuntadas. En el 2016, fueron casi 1.600. El ritmo de incremento en el registro es aproximadamente de 200 personas que se inscriben cada año.