A las diez y media de la mañana empezaron a llamar a los primeros de la lista para acceder a una de las salas de la Facultad de Derecho de Zaragoza, habilitada para que los futuros universitarios muestren sus conocimientos y destreza en Historia, el primero al que se enfrentaron los nerviosos y futuros universitarios. Era lo que más le preocupaba a Beatriz Serrano, una futura estudiante de ADE, que decía que en Selectividad «lo llevo bien pero aún así te la juegas porque te puede caer un tema que no te sabes muy bien», decía sin esconder sus nervios. Cada uno tiene su asignatura estrella y la temida. En el caso de Guillermo Tena, por ejemplo, era la de Lengua y Literatura porque «el comentario de texto es muy largo», del que se examinaba más tarde.

En este primer examen de la maratoniana jornada se pudo elegir entre dos temas: la construcción del Estado liberal entre 1833 y 1868 y la II República. Los que optaron por el primero también tuvieron que hacer un comentario de texto basado en el Manifiesto del Frente Popular y los que prefirieron la República lo hicieron sobre la Constitución de 1812. Aquí no terminaba el examen, porque la segunda parte era de desarrollo sobre temas tan variados como la romanización o repoblación cristiana, la paz de Westfalia y Al-Ándalus o los mudéjares y moriscos. Copiar es una tarea complicada. Además de que está totalmente prohibido utilizar relojes (ahora tan inteligentes), móviles y demás aparatos, hay inhibidores en las salas. Tampoco se permite llevar ningún elemento en las orejas, para evitar que algún listillo lleve un pinganillo.