Y mientras, un aluvión de artículos en prensa volvía y revolvía sobre el tema. Y las preguntas iban primero hacia las causas (envejecimiento y muerte, mala comunicación, servicios escasos, atracción de las ciudades), luego hacia la situación presente, y sólo al final hacia las soluciones, a veces puntuales y pintorescas, como atraer familias con hijos para no cerrar escuelas (fue famoso el caso Aguaviva, muy noticioso pero de escasa generalización y esperanza).

Porque hay cientos de pueblos totalmente abandonados, que se van cayendo y quizá alguien ya ha pasado a recoger tejas, rejas o ventanas. Pero todo, al final, resulta artificial, es un territorio enorme con demasiados descampados. Los agricultores acomodados sí, quedan y viven en pueblos grandes, con calefacción y radio en los tractores, buenos televisores y otras comodidades en las casas; pero ¿en qué condiciones, a qué salarios, se quedarán los jornaleros? Las soluciones son temporales: ejércitos de recolectores de fruta, uvas y otros productos, unas cuantas semanas, en su mayoría desplazados desde otros países o zonas lejanas. Porque los de aquí no pudieron esperar esas migajas y se fueron hace tiempo.

Muchos emigrados a las grandes ciudades, conservan el patrimonio, y han arreglado las casas a las que vuelven en verano, fines de semana, o los jubilados cuando les va bien. Esos meses veraniegos ofrecen el espejismo de que todo ha vuelto a ser como antes. O esos fines de semana en que a veces los nietos van muy cariñosos a ver a los abuelos, que con pensiones agrarias y otros pequeños ingresos, celebran poderles dar una buena propina.

Ha habido, también, reconstrucción de pueblos enteros convertidos en residencias por algunos sindicatos: los principales Morillo de Tou por CCOO y Ligüerre por UGT. El turismo, rural o no, ha hecho bastante en mantener, sostener, casas y caminos. Iniciativas de alguna diputación como la turolense ha favorecido la creación de bares/tienda, que animen a reuniones y compras principales (otras veces hay efímeros y pequeños mercadillos que exponen unas horas desde una furgoneta).

Varios ejemplos concretos de estudios y acciones son, de una parte, la curiosa antología Población y despoblación sobre tierras abulenses de Pablo Martín Hernández y Elena Avellaned Bibian que hicieron «un recorrido en el tiempo, dos ó tres generaciones atrás, que permite hacernos una idea de cómo podía ser el día a día de los pueblos, y qué mejor que hacerlo con las crónicas que se escribían por entonces (años 1925 - 1940)… y un salto en el tiempo que nos llevará a reflexionar sobre el estado actual en que se encuentran la mayoría de estos pueblos».

Un grupo de 40 personas de distintos pueblos y ciudades, sobre todo Aragón, Soria, Guadalajara y Cuenca ha creado la Asociación Contra la Despoblación Rural, de ámbito por razones prácticas de unos 200 km. alrededor de Zaragoza. Ofrecen información y acompañamiento, trabajo, aunque escasea, en bares, albergues, autoempleo de electricista, carpintero. Hasta el momento van asentadas 15 familias, en Teruel, Zaragoza, Soria y Guadalajara.

Y, otro ejemplo: Natalia Lázaro en la web Hacia un futuro mejor da cuenta de la experiencia acometida por la soriana Victoria Tortosa que tras una década en cooperación internacional, fundó en 2014 La Exclusiva, «una empresa de logística social que busca combatir la despoblación en la España vacía. En la actualidad, junto con su marido Hugo, recorren 250 kilómetros diarios en furgoneta. Hacen cuatro rutas a la semana, todas en la provincia de Soria, y ya llegan a 10.000 familias. Les llevan productos de primera necesidad principalmente a las personas mayores, aunque su público es cualquiera que viva aislado de la ciudad»… suministrándoles «alimentación, jardinería, tintorería, revistas y libros, muebles, textil y zapatería, servicio jurídico, revisión y optimización de la factura de la luz, rehabilitación de vivienda…» Su conclusión es que la alimentación «aunque es una necesidad básica, no fija población. Las personas seguían marchándose de los pueblos. Necesitaban más cosas para quedarse». Y eso está ocurriendo, incluso que muchos mayores vuelvan de la ciudad a sus pueblos. Por eso cuando el próximo noviembre tenga lugar en Soria la segunda edición de PRESURA, la feria nacional para la repoblación de la España vacía, esta pareja dirá, seguramente, que «vivir en un pueblo es duro pero si de verdad es lo que quieres, serás feliz».

De Segeda a la Celtiberia

De mayor proyección científico-social mayor es el proyecto de la Serranía Celtibérica como conjunto interior español muy despoblado pero de gran interés arqueológico: Francisco Burillo, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Zaragoza en el Campus de Teruel, donde fue director del Colegio Universitario, del Instituto de Estudios Turolenses y de la Carta Arqueológica de Aragón. Autor de más de 300 publicaciones científicas hace treinta años que estudia la formación y desarrollo de la ciudad Estado celtibérica de Segeda, en el Sistema Ibérico Central, en la depresión del río Perejiles: tres extensos yacimientos arqueológicos: El Poyo, ciudad destruida en el 153 a.C., Los Planos o Campamento romano que sitió la ciudad en el término de Mara, y Durón en Belmonte de Gracián destruida en las guerras sertorianas.

Este proyecto de investigación de la Universidad de Zaragoza para el desarrollo rural de la comarca bilbilitana, se centra en la arqueoastronomía y la astronomía cultural, con los testimonios el «santuario» y el cambio del calendario. Algunos lo vincularon a Numancia (A. Schulten en 1914, para luego rectificar en Durón, donde hizo excavaciones en 1933). Solo hace cuarenta años avanzó la visión actual (Burillo 1976, Martín Bueno 1977, Domínguez 1983, F. Burillo y M. Ostalé 1984), que ha logrado la declaración en 2001 de Bien de Interés Cultural.

Hoy desarrolla proyectos educativos y turísticos, reedita técnicas celtibéricas en cerámica, fundición de hierro, construcción en adobe, mantenimiento y restauración del santuario, el lagar y la casa de la Fragua, viviendas como la casa del Estrigilo, modelo prerromano mediterráneo, de al menos 1.600 a.C., y la producción y el consumo del vino en reproducidos lagar y bodega.

Burillo, con su bien conocida tenacidad e insistencia, ha logrado ayudas de muy diversas instituciones aragonesas, españolas y europeas, dado el marcado carácter interdisciplinar, que permite incorporar a investigadores especializados en topografía, fotogrametría Laser 3D y teledetección, diseño, infografía y análisis en 4D, de Madrid, Salamanca, y la Universidad de Zaragoza. Burillo ha reunido en su entorno 28 investigadores de diferentes disciplinas e instituciones varios de ellos desarrollando un total de nueve tesis doctorales bajo su dirección. Y se ha dado a conocer en congresos celebrados en la India, Alejandría, etc. Mostrando «un calendario convertido en santuario», demostrando que «los celtíberos no eran una civilización tan arcaica como se pensaba hasta el momento… con el dominio de las matemáticas y la astronomía».

En el pasado noviembre se acordó por una Red de diez Universidades vinculadas a la Serranía Celtibérica proponer a la UNED la creación de un Instituto de Investigación y Desarrollo Rural, con sede en Teruel, y con subsedes temáticas. Además se desea incorporar a investigadores de otras instituciones nacionales o extranjeras, como las fundaciones Atapuerca o Dinópolis, el Seminario de Arqueología y Etnología Turolense, el Centro de Estudios Celtibéricos de Segeda y el Vacceos o el Geoparque de Molina-Alto Tajo.

En apoyo de todo ello se organizó una hermosa fiesta en Paracuellos de Jiloca, en la que se leyó un Manifiesto de la Asociación de Amigos de la Celtiberia en el que además de acusar las nefastas políticas del franquismo con el mundo rural, se exigían diversas medidas de urgencia «para sacar de la uvi a la despoblada, envejecida y marginada España Rural Interior», y solicitaban la adhesión de «intelectuales, creadoresy artistas, profesionales de relieve, asociaciones, entidades, colectivos y de toda la ciudadanía a esta declaración para visibilizar en nuestra sociedad esta problemática». E inauguraban una expresión que sabiamente hizo pronto suya el presidente Javier Lambán: «Declarar urgentemente cuestión de Estado» esa agonía.

En dos magníficos informes, de 2013 y 2014, se basan las insistentes peticiones de apoyo al rector de la Universidad, al presidente Lambán, a propósito de la visita de la comisaria europea Corina Cretu, al Senado, donde en junio de 2017 intervino por tercera vez en la comisión especial. O la firma de un convenio en Lérida con la Asociación Española de Municipios de Montaña, o la participación en Bruselas en la semana europea de Regiones y Ciudades…

Siempre te recuerdo vieja

sentada frente al portal,

repasando antiguas mudas

que ya nadie se pondrá…

Al cierzo de los otoños

vas a buscar

palabras desde la Francia

o desde la ciudad.

(José Antonio Labordeta)