Es insólito que una farmacia haga quiebra, incluso en el mundo rural. Pero eso es lo que les ha pasado a los vecinos de Fuentes de Jiloca, en la comarca de Calatayud. El negocio, regentado por una farmacéutica valenciana, no funcionaba bien y echó el cierre el pasado mes de octubre.

Desde entonces, nunca más se supo de su titular, a la que la DGA busca mediante anuncios en el Boletín Oficial de Aragón, pues las autoridades sanitarias deben comunicarle el inicio de un procedimiento administrativo para el cierre temporal del establecimiento.

"La cuestión es que llevamos seis meses o más sin farmacia y la situación es ya insostenible", denuncia José Antonio Yagüe, alcalde de Fuentes de Jiloca, que no se explica la razón por la que el puesto de venta de medicamentos no llegó a ser rentable. "Trabajo no falta en una zona con mucha población mayor y en la que, además de Fuentes, la farmacia atiende a los núcleos de Montón y Villafeliche", indica.

En estas localidades, los vecinos, que deben ir a Calatayud y a otros pueblos para comprar las medicinas, creen que la farmacéutica llegó a acumular una deuda de unos 100.000 euros antes de cerrar definitivamente la puerta.

BOTIQUÍN PROVISIONAL "Ahora de lo que se trata es de que el Gobierno de Aragón autorice la apertura de un botiquín provisional hasta tanto se aclara la situación", subraya el alcalde. "El procedimiento administrativo es muy lento y no podemos seguir más tiempo haciendo largos desplazamientos para adquirir un producto tan vital como son los medicamentos", añade.

El caso fue puesto hace tiempo en conocimiento del Colegio de Farmacéuticos de Aragón. Pero las gestiones para resolver el problema se atascaron debido a que, al parecer, no existe un protocolo definido para hacer frente al inaudito cierre de una farmacia. "Se trata de una situación rara, sin precedentes, y nadie sabe muy bien cómo actuar", resume Yagüe.

El resultado es que los vecinos de Fuentes, Montón y Villafeliche tienen que ir a Paracuellos, a Maluenda y a Calatayud a procurarse las medicinas que precisan. "El ayuntamiento ofrece un local y los medios necesarios para que se abra un botiquín que atienda la demanda", insiste el primer edil, al que exaspera la lentitud burocrática.

Mientras tanto, del paradero de la farmacéutica, María José Millán Puig, nada se sabe. "Se marchó un buen día, en octubre, y desde entonces una verja impide entrar a la farmacia", afirma un residente de Fuentes de Jiloca. "Se comenta que el buzón del establecimiento está lleno de cartas de empresas farmacéuticas que reclaman el cobro de sus productos", apunta.