El acta de inspección levantada por los servicios de Salud tras la intoxicación que sufrieron 28 jóvenes madrileños acampados en Montalbán revela, entre otras irregularidades, las condiciones de insalubridad de la cocina y el almacén, la presencia de alimentos perecederos sin que existiera cámara frigorífica o el hecho de que varios ayudantes de cocina no contaran con el carnet de manipulador de alimentos pertinente. Salud Pública descartó ayer el botulismo como la causa de dicha reacción, y las investigaciones se centran ahora en los análisis de la comida y el agua.

Sólo ocho de los jóvenes, de entre 14 y 20 años, permanecían ingresados ayer, siete en el hospital Obispo Polanco y uno en el Miguel Servet de Zaragoza, pero todos evolucionaban favorablemente. Durante la noche del miércoles fueron evaluados otros 20 jóvenes con síntomas más leves de intoxicación, diez de los cuales fueron derivados al Hospital de Alcañiz y otros diez al Obispo Polanco, sin que finalmente fuera necesario su ingreso hospitalario.

REGRESO A MADRID La noche del miércoles la terminaron algunos en el pabellón polideportivo de Montalbán, aunque los más afortunados fueron recogidos por sus padres, que fueron informados de la situación tras tenerse conocimiento de ello, y trasladados de nuevo a Madrid.

Los alrededor de 50 participantes del campamento, organizado por la Asociación Scout Pinar de Madrid, se instalaron el pasado 15 de julio no en el campo privado del barrio de Peñas Royas que habían anunciado al Instituto de Juventud, sino junto al río Martín, donde tenían previsto permanecer allí hasta el día 30. El grupo estaba compuesto por 15 monitores y 35 menores de 7 a 17 años.

En la zona, que carece de agua corriente y electricidad, levantaron varias tiendas de campaña y, según el propio alcalde de Montalbán, Enrique Pellejer, abrieron dos letrinas. El agua era llevada en bidones desde la propia red de abastecimiento del municipio. Desde el Ayuntamiento de Montalbán se aclaró ayer que esta acampada voluntaria nada tiene que ver con el campamento Acra Leuce de Montalbán.

Los síntomas aparecieron el miércoles, tras la comida. El cuadro clínico que presentaban consistía en vómitos, descomposición, cefaleas, fiebre y debilidad muscular. Sobre las 17.00 horas ya se había acercado la médico perteneciente al centro de salud de Utrillas y posteriormente lo hizo un veterinario de Sanidad de la zona de Montalbán.

Una joven de 14 años fue trasladada al Infantil del Miguel Servet de Zaragoza con un diagnóstico más grave que apuntaba la posibilidad de botulismo. Pero los análisis demostraron que no había ninguna afección neurológica y esta causa ya ha sido descartada. La joven continúa ingresada y en observación, y su evolución es buena ante los tratamientos de rehidratación. Otros 17 jóvenes fueron trasladados al Obispo Polanco de Teruel y diez al hospital comarcal de Alcañiz. Pero excepto a los ocho ingresados, el resto recibió el alta médica.

El director del hospital de Teruel, Juan Pablo Castellote, explicó ayer a los medios de comunicación que todos los afectados en alguna medida por el brote, excepto cuatro de ellos, participaron durante los días 18 y 19 en excursiones en las que consumieron alimentos envasados industriales y bebieron agua del río, "que en principio no es potable", con pastillas de cloración, lo que "es un elemento de riesgo".

Salud Pública decretó el mismo miércoles el cierre cautelar de la cocina y el comedor del campamento. Allí se recogieron muestras de agua de bidones, así como de la fuente de la que se surtían. Además, se inmovilizaron todos los alimentos para su análisis. Cañada añadió ayer que algunos son perecederos y deberían haber sido comprados y consumidos en el día o bien guardados en frío, pero el campamento carece de cualquier tipo de refrigerador.

En este sentido Cañada consideró como factores de riesgo "tanto el abastecimiento de agua como la preparación de la comida".