A la Casa Solans le empiezan a salir novios antes de su puesta de largo. Cuando las obras de restauración del palacete modernista se acercan a su punto final, el Ayuntamiento de Zaragoza tendrá que determinar ahora su futuro uso. De momento, el Instituto Aragonés de Antropología adscrito a la Universidad de Zaragoza ya ha dirigido un escrito a la Concejalía de Arquitectura Municipal solicitando su ocupación. Su intención es utilizar el edificio como centro de documentación e investigación de las tradiciones aragonesas, con recopilación de material escrito y audiovisual.

En los próximos meses, el consistorio prevé la llegada de múltiples solicitudes de organismos públicos y privados que se sumarán a las peticiones ya realizadas por varias asociaciones vecinales del distrito del Rabal. No obstante, el teniente de alcalde de Urbanismo, Antonio Gaspar (CHA), ya ha manifestado públicamente en varias ocasiones su preferencia por un uso relacionado con el archivo y el tratamiento de datos. La intención de los nacionalistas es que dadas las características del chalet modernista (de dimensiones reducidas y elevado valor arquitectónico), se utilice como equipamiento de ciudad especializado de acceso limitado en vez de como centro cívico al que diariamente acudan cientos de personas.

PROTESTAS DEL DISTRITO La Asociación de Vecinos El Vado del barrio Jesús es uno de los principales colectivos que ha reclamado la apertura total de la Casa Solans a los ciudadanos. En varios escritos han hecho saber su intención de que se le ceda alguna de las salas para acoger su sede y que se instalen un centro de reuniones para el distrito. Proponen además el uso de las dependencias como espacios polivalentes que puedan destinarse incluso a ludoteca o biblioteca, equipamientos de los que se carece e el entorno. En opinión de este colectivo, los edificios que se restauran con dinero público han de abrirse a los ciudadanos y no deben mantenerse cerrados.