El colegio es algo más que un recinto de aulas en las que se enseñan Matemáticas, letras o Historia. Es un espacio de integración, desarrollo personal y madurez. Una época que puede generar algún que otro quebradero de cabeza a los jóvenes cuando empiezan a conocer una realidad que no era la esperada o que, simplemente, no saben cómo afrontar.

"Educar íntegramente no solo es enseñar contenido académico, también conlleva transmitir unos valores", dice Remedios Ruiz, una andaluza que aterrizó hace siete años en el IES Tiempos Modernos de Zaragoza. Es profesora de Lengua y desde que se instaló en el centro trabaja con la Fundación Rey Ardid la prevención la depresión y la salud mental.

"Los jóvenes cada vez acusan más problemas familiares, no saben aceptar sus frustraciones, tienen más presión en las notas y baja autoestima", comenta. El problema es que tienen "falta de confianza en sí mismos y hace que tengan picos emocionales muy fuertes, lo que les lleva a estados de ansiedad o rebeldía". En Rey Ardid trabajan dinámicas de autoestima con el fin de evitar estados depresivos y con el fin de que se conozcan mejor a sí mismos. Anualmente realizan sesiones que se adaptan al ámbito educativo y las circunstancias de los centros. Su coordinador Francisco Galán explica que "la depresión como tal no se trabaja, sino que se enseñan aquellas competencias que los jóvenes tienen que adquirir para evitarla".

El aula no es el espacio más adecuado para poder vislumbrar atisbos de depresión, afirma Galán, aunque, sí que "es secundario" y se pueden ver indicios. La bajada del ritmo académico o el aislamiento denotan que algo no va bien. Por ello, y coincidiendo con Ruiz, señala que en las dinámicas tratan de convertir al aula como un espacio integrador. "Los profesores tenemos que estar atentos porque ellos nos mandan señales y, muchas veces, si el problema lo tienen en casa, acaban contándoselo al profesor con el que más confianza tienen", explica Ruiz.

Cada niño tiene que adaptarse a sus circunstancias y proyectan sus problemas de manera muy distinta, explica la psicóloga y autora de la Guía para Padres y Madres, Belén Serrano. Unos los exteriorizan y se les ve más triste, comen menos, están más nerviosos y suelen comportarse de una manera diferente para llamar la atención. Es aquí donde entran en el juego, ya no solo las familias, sino los profesores. Más en una época donde los menores comienzan a hacer su vida con los amigos, fuera de casa, añade la experta Laura Martínez.

Además del Tiempos Modernos, su proyecto se desarrolla también en el colegio Santa Ana de Zaragoza e Inmaculada Concepción de Pina de Ebro.