Los métodos empleados por los gitanos rumanos para provocar la lástima en los ciudadanos a quienes imploran una limosna, en especial el uso de niños pequeños, no son nuevos en España, "pero ya había desaparecido", según indican en Cáritas. A fines de los años 80, todavía era posible ser abordado por una gitana española que recorría los bares pidiendo una ayuda con un bebé en brazos. Pero empezaban a ser casos raros, anómalos. "Los gitanos españoles se han ido integrando con la chatarra y con la venta ambulante", aseguran las mismas fuentes. La masiva llegada de gitanas rumanas a fines de los 90, favorecida por la apertura de la Unión Europea al Este, echó en cierto modo por tierra los avances logrados. "Es una pena", se duele ´Fortuna´, el líder gitano de Zaragoza. "Los gitanos rumanos, indirectamente, están estropeando la imagen de los gitanos españoles". Las gitanas del país excomunista se caracterizan por ir a destajo, sin respetar ninguna norma. "El día de Todos los Santos se aprovechan de las aglomeraciones en el cementerio de Torrero para pedir con sus niños", indica ´Fortuna´. "Ocupan todo el centro y se plantan en todos los sitios donde hay mucha gente, como los rastros de los miércoles y los domingos en torno al campo de fútbo de la Romareda".