Ocho meses después del tiroteo que estuvo a punto de costarle la vida a un vecino de Utebo, la Guardia Civil de Zaragoza, encargada de la investigación, sigue sin resolver el caso y sin pistas sobre la autoría de los hechos. Roberto E. G., de 28 años, recibió cuatro impactos de bala en la madrugada del pasado 10 de octubre, cuando se disponía a cambiar una rueda de su coche. El pasado 18 de mayo, su vehículo, un Seat Córdoba , apareció calcinado en la puerta de su nuevo domicilio en Cuarte de Huerva.

Inicialmente la Guardia Civil centró su investigación en el entorno de la víctima y de su compañera. El agredido, un empleado de Opel España que no tenía ningún pasado delictivo ni episodios oscuros en su vida, acababa de separarse de su esposa y se había unido sentimentalmente a otra mujer, de origen ruso, que, a su vez, acababa de romper las relaciones que mantenía con un empresario.

ENTORNO Esta circunstancia y el hecho de que los disparos se produjeran de madrugada, cuando la víctima iba a trabajar, hicieron pensar en la posibilidad de que el autor o autores de los disparos conocían no sólo el domicilio de su objetivo, sino también los horarios. Los investigadores llegaron incluso a detener al exnovio de la mujer, en la creencia de que el incidente podía estar motivado por los celos, pero tuvo que ser puesto en libertad porque no guardaba relación con los hechos.

Roberto E. G. recibió tres impactos de bala, dos en la ingle y una en el estómago, que le mantuvieron entre la vida y la muerte en la UCI durante varios días. De hecho, todavía sigue de baja médica y está pendiente de nuevas intervenciones quirúrgicas.

La víctima y su compañera cambiaron de domicilio y se trasladaron a un piso en Cuarte de Huerva. Pero el pasado 18 de mayo, un nuevo episodio ha añadido más misterio al caso: el coche de la víctima apareció calcinado en la puerta de su nueva casa.

PLAN DISEÑADO Los investigadores sospecharon que el incendio podía guardar relación con el tiroteo y que, incluso, el autor o autores podían haber intentado acabar con su víctima en otras ocasiones. Sin embargo, hasta el momento, no existen sospechosos ni han practicado ninguna detención.

El caso sigue abierto en el Juzgado de Instrucción número 7 de Zaragoza, pero las pistas que permitan el esclarecimiento de los hechos siguen siendo, por el momento, escasas.

El tiroteo, perfectamente planeado, sorprendió a la víctima agachado, mientras cambiaba la rueda que previamente le habían pinchado, lo que le impidió ver con nitidez al autor, que iba a bordo de un coche. El incendio intencionado del vehículo, al parecer, no contó con testigos oculares.