La inversión del sector industrial aragonés en protección del medio ambiente se ha desplomado en la última década, por la conjunción de la crisis económica y la falta de presión y concienciación política en este ámbito. El gasto en creación de nuevas infraestructuras, para prevenir o paliar las afecciones de la actividad empresarial, cayó un 86,5% en diez años, del 2007 al 2016; y si el gasto total no ha experimentado la misma reducción es porque el gasto corriente, más equiparable a la conservación de las infraestructuras ya creadas, ha ido aumentando. Aun así, también se ha reducido más de un tercio, un 35%, en el mismo periodo.

Así lo reflejan los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) hechos públicos esta semana, en un análisis periódico que se publica con año y medio de retraso, por lo que los datos analizados corresponden al 2016. Estos reflejan cómo tras una notable inversión en innovación medioambiental en los últimos años de bonanza antes de la crisis (con 89,5 millones invertidos en el 2007, y hasta 93,2 en el 2008), la cifra cayó notablemente en el 2009, hasta los 66, y salvo un ligero repunte en el 2012 y el 2013, no ha hecho más que descender, hasta quedarse en el entorno de los 12 millones.

ESCASEZ

Una proporción «ínfima» respecto a las cifras de negocio industrial, según denuncia Paco Iturbe, de Ecologistas en Acción. Más aún teniendo en cuenta que este último informe del INE refleja ya un año de recuperación económica, que no está llevando aparejada una recuperación de la innovación en materia de protección del medio ambiente. Para la oenegé, «la conciencia medioambiental no se está recuperando junto con la economía», y eso es algo que notan no solo en la industria, como apuntan las cifras, sino en la esfera política, con poca incidencia en estos mensajes por lo general, y en la sociedad. A nivel autonómico no está detallado, pero en el conjunto de España el gasto total en protección apenas supone un 0,4% de la cifra de negocio generada por la industria.

Según explica Iturbe, en los años previos de la crisis sí estaba habiendo cierto auge en este ámbito, el ecologismo parecía estar de moda y las empresas se preocupaban más en hacer ver, y demostrar económicamente, que el asunto les preocupaba.

«Con la excusa de la crisis» y la caída en la producción, la reducción en inversión -no tanto en mantenimiento, ya que lo que había construido había que mantenerlo, en algunos casos incluso con la empresa cerrada- era lógica, pero la recuperación no se está notando en la inversión. Siempre hablando de las actuaciones para compensar la propia contaminación de la industria, no el negocio basado en la sostenibilidad, como podría ser el de las energías sostenibles.

CONCEPTOS

Iturbe sospecha además que conceptos como los derechos de emisión de CO2, esa especie de bula para contaminar, están incluidos en estas cifras (el INE no lo detalla), lo que reduciría todavía más lo imputable a mantenimiento.

Para los ecologistas, las vías de solución para esta desaceleración de la inversión e innovación deberían pasar por incentivos fiscales u otro tipo de ayudas a las empresas que demuestren con hechos su conciencia verde. lo que necesariamente debería pasar por un apoyo político decidido a este ámbito.

Por sectores industriales, a nivel nacional, los que más invierten en la materia son las generadores y distribuidoras eléctricas y de gas, con un 43,4% de la inversión total, seguidas muy de lejos por las refinerías (13,2%), las químicas y farmacéuticas (11%), las compañías de alimentación (7,9%) o las metalúrgicas, con un 7,6%. A nivel estatal, contrariamente al caso aragonés, la inversión sí aumentó en el 2016 respecto al 2015, en un 16,7%, alcanzando los 638,4 millones de euros. El gasto corriente se incrementó un 1,4%, hasta los 1.851 millones de euros, para dejar el gasto total en esta materia en 2.490 millones de euros.