Las cuentas bancarias manejadas por Florencio Garcés siguen deparando sorpresas. Hasta ahora, la investigación se había centrado, sobre todo, en el dinero supuestamente entregado a los miembros de la familia de Zapato Veloz a cambio de supuestos favores sexuales. Pero la Guardia Civil ha descubierto un agujero para el que no existe explicación en principio, según la revista Interviú, que ha tenido acceso al sumario del caso.

Se trata de una cantidad inicial de 601.012 euros que dos feligresas del párroco dieron para la iglesia tras vender unas tierras. A partir de este ingreso, se ha verificado que 440.000 euros salieron del banco en forma de cheques. La versión de Garcés es que esa suma se destinó a dos conventos de clausura, pero los investigadores solo han podido constatar una transferencia de 108.000 euros al obispado de Tarazona, que en todo momento ha defendido la inocencia del sacerdote y que ya anunció, por boca de su titular, Eusebio Hernández, que no emprenderá acciones legales contra el párroco de Borja.

En todo caso, los 600.000 euros en cuestión podrían abrir otra vía de investigación. Pero, de momento, el proceso judicial gira en torno a las cantidades que, supuestamente, recibieron los miembros de Zapato Veloz por parte del cura y que estos gastaron en la adquisición de vehículos y joyas y en llevar un gran tren de vida.

Sin embargo, el letrado de esta familia de etnia gitana, Sergio Pérez, manifiesta que las cifras de dinero están magnificadas y que los vehículos adquiridos por sus clientes, "algunos incluso antes de los hechos", son en casi todos los casos de escaso valor económico, bien por su antigüedad bien por su estado de conservación. "Uno de ellos, incluso, había sido declarado siniestro total", asegura el abogado.

En principio, el sacerdote está acusado de la apropiación indebida de unos 185.000 euros, además de un delito de índole sexual, mientras que los Zapato Veloz, un total de cinco miembros del clan, se enfrentan a imputaciones de extorsión y pertenencia a banda organizada.

Es decir, el párroco pudo utilizar el dinero de las cuentas de la iglesia en el pago de servicios sexuales por parte de miembros masculinos y femeninos del clan gitano. Y sobre estos, a su vez, recae la sospecha de que se aprovecharon de esos favores para sacarle dinero al cura, con la advertencia de que difundirían fotos comprometedoras si no cedía al chantaje.

POR EL MÓVIL En cualquier caso, el dinero, su repentina abundancia, se convirtió en un tema recurrente en los mensajes telefónicos que los Zapato Veloz intercambiaron hasta poco después de la detención y encarcelamiento del sacerdote.

En ellos aparecen imágenes de fajos de billetes y textos como "¿Has atracado a alguien?" o "Kio, dame un puñadico, primico, no seas malo".

Un súbito aumento de dinero que, a tenor de las declaraciones ante la Guardia Civil, no dejó de despertar las sospechas sobre su origen dentro del propio clan, pese a que en los whatsapps se deja caer que se debe a la "caridad cristiana" del párroco Florencio Garcés.