Investigadores del I3A de la Universidad de Zaragoza han concluido con éxito un proyecto sobre redes WiFi para solucionar el problema de domicilios con varios routers donde un dispositivo se "agarra" a uno de ellos.

Estos investigadores han desarrollado una solución que permite a la red elegir la mejor opción en cada momento y no perder la conexión de modo que los traspasos entre un router y otro son muy rápidos: entre 30 y 80 milésimas de segundo. De esta manera, aplicaciones clásicas como la partida de Fortnite, una videoconferencia o un vídeo de YouTube no se interrumpen al moverse por el domicilio.

Después de 12 meses de trabajo se han cumplido los objetivos del proyecto LVAP (Light Virtual Access Points, Puntos de Acceso Virtuales Ligeros), la búsqueda de una solución que evite algunos de los problemas que aparecen en nuestras redes WiFi domésticas, como quedarte sin conexión en medio de una videoconferencia de trabajo, perder una partida de un videojuego o la interrupción de un vídeo en YouTube.

Es habitual que en muchos hogares haya más de un punto de acceso WiFi, conocido como el "router". Normalmente, se dispone del router que proporciona la operadora y, en muchos casos, se añaden otros para mejorar la cobertura en zonas lejanas de la casa.

Esto puede dar lugar a algunos problemas, como por ejemplo que el móvil se quede "pegado" o "enganchado" a uno de los router, aunque el usuario no se mueva por la casa y se esté más cerca del otro.

Este problema se suele denominar "sticky client" o "cliente pegajoso", porque el dispositivo se "agarra" a uno de los router y pierde la oportunidad de conectarse a otro más cercano, que le daría mejor cobertura.

En el último año, investigadores del grupo CeNIT del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A), junto a personal de Orange Labs, han trabajado para desarrollar una solución que permite a la red elegir el mejor router en cada momento.

La crisis del COVID-19 ha obligado a los investigadores a utilizar soluciones imaginativas, ya que era imposible desplazarse al laboratorio para mover físicamente los dispositivos Wi-Fi, ha informado la UZ en una nota de prensa.