Investigadores de la Universidad de Zaragoza han logrado establecer el mecanismo a través del cuál la vacuna contra la tuberculosis que están desarrollando "funciona" y por qué lo hace mejor que la actual y centenaria BCG.

La revista científica Nature Communications acaba de publicar el resultado de este trabajo que Nacho Aguiló desarrolla desde hace cinco años en el Laboratorio de Genética de Micobacterias que lidera el científico Carlos Martín y que aspira a desarrollar la vacuna que sustituirá a la que se utiliza desde 1921.

En su investigación, como ha explicado Aguiló a los medios de comunicación, ha descubierto que la vacuna española, denominada MTBVAC, contiene dos genes, el ESAT6 y CFP10, que están ausentes en la BCG y que son "importantes para la estimulación del sistema inmune" y lograr una respuesta "eficaz" que pueda prevenir la tuberculosis.

Mientras la BCG se desarrolló a partir del patógeno que causaba la tuberculosis en vacas porque los niños se infectaban con tuberculosis bovina a través de la leche, la española, ha informado Aguiló, es la primera que se ha probado en humanos a partir del patógeno de tuberculosis en humanos "Mycobacterium tuberculosis".

Y es que esta vacuna ya se está probando en Sudáfrica en una población de 36 neonatos, de momento para verificar su seguridad e inmunogenicidad, no si es eficaz.

En laboratorio, Aguiló lo que ha hecho ha sido la construcción por ingeniería genética de una versión de la MTBVAC sin los genes ESAT6 y CFP10 y fue lo que ley permitió descubrir que perdía la protección, por lo que se estableció la conexión de estos dos genes y su presencia con una mejor protección frente a la infección.

Desde el laboratorio de la Universidad de Zaragoza trabajan en infecciones experimentales en pulmón con ratones debido a que la BCG protege frente a las formas diseminadas por el organismo, pero no frente a la tuberculosis pulmonar, principal vía de transmisión de esta enfermedad que causa al año 1,5 millones de muertes, por delante del VIH, y que es endémica en países del tercer mundo.

En este sentido, Aguiló cree que además de las formas diseminadas, la MTBVAC va a ser "más eficaz" en la pulmonar y por eso el objetivo es que sustituya a la anterior vacuna.

Ahora se está terminando la fase 1b en neonatos y ya se está hablando con las autoridades regulatorias en Sudáfrica para impulsar la segunda fase con una población de varios centenares de niños, aunque todavía no respecto a la eficacia, que todavía tardaría otros cinco años y ya con una población de entre cuatro y cinco mil neonatos y un seguimiento de dos-tres años.

Entre otros aspectos importantes de su trabajo ha destacado que si se consiguen establecer marcadores de protección en humanos, "acortaría mucho en tiempo y dinero" todos los ensayos para extender la vacuna a otras poblaciones, porque "ya no se necesita ver tuberculosis, sino que serviría una respuesta del sistema inmunológico para ver si está protegido o no".

"Aunque no se tengan datos de protección porque son pocos, si los parámetros inmunológicos coinciden con los de los ratones, sería la única vacuna del mundo de tuberculosis que tendría esa protección", ha insistido.

Este investigador ha explicado que el motivo de empezar en Sudáfrica radica en que además de presentar las mayores tasas de tuberculosis, cuenta con grupos de investigación de primer nivel y es precisamente la Iniciativa de Vacunas contra la Tuberculosis de Sudáfrica (Satvi) la que está probando la MTBVAC, según Aguiló, "la mejor del mundo en ensayos clínicos en humanos para vacunas de tuberculosis".

Para el desarrollo clínico de la vacuna cuentan desde 2008 con el patrocinio del laboratorio gallego Biofabri.

Aguiló ha reconocido que llegar hasta el final es un proceso "muy largo" y "muy costoso, que en cualquier momento se puede caer por falta de financiación" y calcula que el laboratorio que dirige Carlos Martín habrá invertido unos tres o cuatro millones de euros, ya que trabaja en este proceso desde 1992.

Este científico espera poder presentar el resultado del trabajo en el congreso mundial bianual que se celebrará en Nueva Delhi.

El desarrollo de esta vacuna se enmarca en el proyecto europeo del Horizonte 2020, TBVAC2020, en el que colaboran los investigadores de la Universidad de Zaragoza, pertenecientes al CIBER de Enfermedades Respiratorias del Instituto de Salud Carlos III (CIBERES), y el Hospital Universitario de Lausana (Suiza).