Un 4 de abril del 2004 la periodista Isabel Gómez Benito fue detenida en el aeropuerto de Lima por una orden de busca y captura que pesaba contra otra persona que se llamaba como ella. Tras trece días entre rejas, el gobierno peruano admitió el error y le dejó libre. Tres años después, Lula Gómez --así firma sus artículos-- publica Condenadas al silencio, un libro que presentó en Zaragoza la semana pasada y donde pretende reflejar su vivencia con aquellas 70 presas.

--¿Qué significa este libro para usted y qué quiere contar en él?

--Es una obligación que sentí desde que salí de la cárcel. Allí me encontré con una verdad que no solemos escuchar porque es incómoda. También lo hago por molestar a las conciencias y despertar el interés por aquellas mujeres.

--¿Y que vio allí?

--Vi a mujeres que estaban allí por ser pobres. Allí me sentí muy acompañada, ellas me dejaron sus brazos y yo les doy ahora mi voz.

--¿Alguna historia le llamó especialmente la atención?

--Todas ellas. Conocí a una dirigente de Sendero Luminoso, una jueza, una niña que había crecido allí o españolas detenidas por tráfico de drogas. También me llamó la atención que la función de reinsertar a los presos allí se olvida.

--¿Cómo fue la detención?

--Fue una situación kafkiana. Fui a pasar unas vacaciones y me encontré con que me esposaron por tráfico de drogas y me metieron en la cárcel. Lo peor es que, como ya habían juzgado el caso, tenía una pena de ocho años que cumplir.

--¿Cómo fue la primera noche?

--Solo me importaba la supervivencia, si no sales no te puedes derrumbar. Sentí pánico ese día.

--¿Qué conclusión saca de esta experiencia?

--Que me han robado trece días de mi vida en aquella cárcel, aunque también me sirvió para desarrollar una gran capacidad de supervivencia y trucos para romper la rutina y hacer más corto el día.

--Al final sí ha servido de algo.

--Sí, con mi caso se resolvieron 300.000 casos de homonimia en órdenes de busca y captura.

--¿Se ha retirado ya la orden de busca y captura?

--Hasta hace dos días no podía volver a Perú sin riesgo de que me arrestaran nada más aterrizar.

--¿Volverías?

--Ahora que han resuelto este error volveré pronto, seguro.