La aprobación definitiva del plan parcial para el barrio rural de Montañana, que incluye 1.216 nuevas viviendas, será una de las votaciones más controvertidas del pleno que se celebra hoy en el Ayuntamiento de Zaragoza. Porque para que salga adelante, el Gobierno municipal necesita que IU también lo respalde. Por eso ayer la formación de izquierdas puso condiciones al acuerdo: que se realice en cuatro fases distintas, la primera con solo 424 pisos y todos de viviendas colectivas y en altura --los unifamiliares para el final--; que hasta que no estén en construcción el 80% de las mismas no se inicie la segunda; y que se le exija a los promotores depositar el triple de aval para la urbanización, que sea del 20% y no del 6% como hasta ahora.

Así lo anunció Pablo Muñoz, edil de IU, quien destacó que el objetivo es que "el crecimiento del barrio se produzca en función de sus necesidades de vivienda" y se atienda al mismo tiempo la urgencia de equipamientos que tiene. De hecho, en la primera fase se incluirían más de 20.000 metros cuadrados para crear usos deportivos --en los suelos contiguos al pabellón-- y sociales".

Así, con este desarrollo escalonado, las primeras 424 viviendas, que irían pegadas a la avenida Montañana y entre ellas solo habría 52 de VPO, se podrían hacer durante cinco años, y las 410 de la segunda fase --con 128 de VPO-- se podrían hacer en el mismo plazo y se iniciarían con el 80% de los primeros ya en obras. Un total de 834 en diez años. Esta exigencia sería la primera vez que Zaragoza la emplea en desarrollos urbanísticos en la ciudad. Los otros 382 se harían en dos fases, para las que se exigiría un 66%.

Muñoz, además, destacó que estas condiciones han sido pactadas con los vecinos y el propio alcalde de Montañana, el socialista Antonio Sabaté. "Los barrios no están ni para hacer nichos de negocios ni para sacar plusvalías con ellos", subrayó.