Los cursos que la Universidad de Zaragoza imparte todos los veranos en Jaca no dejan de ganar prestigio. Recientemente, se ha desarrollado un nuevo ciclo dedicado al mundo del Románico, el octavo de los que ha dirigido el doctor Domingo Buesa Conde, catedrático y presidente de la Real Academia de San Luis. El citado curso -dedicado a estudiar el reinado de Sancho III el Mayor, rey de Pamplona y conde de Aragón- contó con un excelente conjunto de profesores, venidos de tres universidades y varias instituciones oficiales, que plantearon novedosas teorías que enriquecen el conocimiento de los orígenes del Reino de Aragón, en concreto del reinado del hombre que decidió crearlo.

El ciclo se convirtió en todo un éxito, ya que en esta octava edición se matricularon casi 60 alumnos, siendo el más demandado de todos.

El curso lo inició el propio Domingo Buesa, después de ser inaugurado por la teniente de alcalde y alcalde de Jaca en funciones, Olvido Moratinos, junto al director de los cursos de verano, el doctor Ignacio Peiró, con una extensa lección en la que Buesa documentó los modos de vivir la muerte en la Alta Edad Media, entendida siempre como un acontecimiento público.

También disertó sobre la edificación de los poblados en torno a los cementerios y valoró el modo en el que hacían frente a las apariciones y visiones fantasmales, ante las que surge la duda de si son obra de Dios o del Maligno. En este sentido, se recordó que en el momento de morir se encomendaban a los santos protectores, asunto al que se dedicó el profesor Armando Serrano Martínez, director de la Fundación Casa Ganaderos de Zaragoza, demostrando que las devociones configuran los orígenes del reino aragonés, alternando las europeas devociones a María, San Juan y San Pedro, frente a los santos visigodos que se asientan en parajes agrestes como san Martín y san Úrbez que ayudan a dignificar la ganadería.

Los dinamizadores del curso recordaron que como lo importante era asegurarse la salvación con muchas misas se estudió el papel de los monasterios, un espacio que nace con la individualidad de los eremitas y acaba convertido con los monjes en una ciudad perfecta, que recuerda el plano del campamento de los israelitas en el desierto tal y como demostró brillantemente el arquitecto Ramón Betrán Abadía, conocido estudioso del espacio monástico.

Un ejemplo excepcional de este momento es el monasterio de Leyre, al que se hizo una visita durante el curso para asistir a un oficio con canto gregoriano protagonizado por la comunidad benedictina. Los alumnos también pudieron conocer a través del reconocido criterio de su abad Dom Juan Manuel Apesteguia la recuperación del monumento como espacio religioso. El estudio y explicación del monasterio románico corrió a cargo de la doctora Mari Carmen Lacarra Ducay, autora de importantes estudios continuando los trabajos de su padre el profesor Lacarra, en una visita que demostró la importancia de su cripta como centro del arte de la monarquía pamplonesa.

AUDICIONES

Justo antes, la doctora Sara Escuer Salcedo, catalogadora de archivos musicales catedralicios en Jaca y Barbastro, se encargó de analizar la música en la corte del rey Sancho el Mayor a través de varias audiciones de la música que sonó en aquel momento. La importancia del nuevo paisaje románico con iglesias de varios ábsides para la creación de estos reinos pirenaicos fue estudiado por el doctor Gerardo Boto Varela, director del Departamento de Historia del Arte de la universidad de Gerona, que planteó la importancia que tuvo Ponce de Tabérnoles como gestor de muchas decisiones de Sancho el Mayor, junto a la relación que mantienen los dos con el poderoso abad Oliba de Ripoll y obispo de Vic.

A la familia de este monarca pamplonés, origen de las dinastías de Aragón y Castilla, dedicó su intervención la doctora Begoña Martínez Jarreta, catedrática de medicina forense en Zaragoza, que después de plantear las reconocidas y valiosas investigaciones que ha dirigido en torno a los sepulcros reales aragoneses, centró su intervención en la persona de Sancha de Aibar, que es madre de Ramiro I, el monarca que inicia la dinastía de los Aragón, y que fue una mujer que alcanzó la inusual edad de 80 años en un mundo con una media de 30 de vida.

Por su parte, la doctora Rosa María Bandrés y Sánchez-Cruzat, profesora de la Universidad de Zaragoza y magistrada del Tribunal Superior de Justicia, analizó el hecho del prohijamiento que se hace cuando las reinas adoptan a gentes y los hacen salir simbólicamente de debajo de sus faldas. Este hecho que ha llevado a hablar del ilegitimo Ramiro I lo analizó como fuente de derecho y de legitimidad.

El curso se completó con dos aportaciones que hablaban de lo que ocurría fuera de las fronteras aragonesas. Primero en la capital de la taifa musulmana de Zaragoza, con sus poetas y sus científicos, con sus reyes pactando y luchando con los cristianos del norte. La novelista Magdalena Lasala aportó además un recorrido poético por la vida de la capital del distrito musulmán fronterizo con el reino de Pamplona y el condado de Aragón. Si esta visión contraponía el norte y el sur, la intervención del profesor Antonio García Omedes, conocido especialista del Románico, trazó con cuidadas imágenes la secuencia del Románico dinástico con un modelo de templo diferente desde el este aragonés hasta el oeste compostelano.