Las calles adoquinadas tienen los días contados en Zaragoza. Su mantenimiento es caro y su durabilidad escasa, así que poco a poco se van a ir sustituyendo por pavimentos con dibujo, simulando los adoquines. Dos de las principales vías en las que el ayuntamiento zaragozano quiere actuar el próximo año son Predicadores y San Miguel, muy transitadas y con una retahíla de parches que afean su imagen y generan una sensación de degradación.

En el primer caso, desde Infraestructuras ya han informado que la calle Predicadores se excluirá de la operación asfalto ya que pretende llevar a cabo una actuación completa, que podría incluir el cambio del mobiliario e iluminación, aunque todo dependerá de la partida definitiva que incluyan los presupuestos del 2021 para este fin. En principio la reforma tendría que haberse hecho este año, al menos esta era la idea, pero la pandemia y la crisis social y económica que la acompañan han acabado por retrasar los plazos.

POR ZONAS / Lo que está en al aire es si se hará lo mismo en San Miguel. Por ahora desde el consistorio han admitido que el estado que presenta requeriría de una actuación urgente y que una calle tan céntrica no puede seguir presentando la imagen actual, con boquetes y parches en todo su tramo.

No van a ser las únicas pero sí las más importantes. En Zaragoza quedan cuatro zonas con varias calles adoquinadas, todas en el Casco Histórico. Se trata de San Pablo, los alrededores de la plaza San Felipe, la Magdalena y San Miguel, aunque también hay vías aisladas por los barrios destinadas al paso de coches residenciales en la mayoría de los casos.

COTA CERO / La tendencia en este tipo de actuaciones pasa por eliminar el adoquinado y reconvertir la calle en una plataforma única, es decir, en cota cero, ya que de este modo se eliminan todas las barreras arquitectónicas que presentan. Es lo que se ha hecho en las calles adyacentes a la plaza Ignacio Jordán Asso, en la Magdalena, aunque «todo depende de las necesidades y de la solución que requiere cada calle», matizan desde Infraestructuras. Según explican, no son obras que requieran de una gran inversión y suelen afrontarse con la partida destinada al mantenimiento del viario público.

Las calles adoquinadas, sobre todo las que más tráfico soportan, generan muchos problemas de mantenimiento ya que se agrietan con facilidad. Además, la presión de los vehículos hace que se acaben moviendo los adoquines y que el agua se filtre por debajo, dañando la base sobre la que se sujetan.

Por ahora se están utilizando dos técnicas que simulan el adoquinado. Por un lado se ha utilizado el pavimento asfáltico, un sistema que simula el aspecto del adoquinado mediante la impresión en caliente de unas plantillas con una trama metálica. Este método, que ya se utilizó en Espoz y Mina, salva las desventajas del adoquinado.

Desde Infraestructuras van a probar si sucede lo mismo en el acceso a la calle San Miguel desde el paseo Independencia, una zona con mucho tráfico y desnivel, donde se va a testar un nuevo pavimento más flexible. Está formado por losetas de metacrilato que estéticamente imitan al granito y la piedra de Calatorao, permitiendo mantener la uniformidad con el resto de la calle. Al ser más flexibles, admiten las deformaciones que se producen al pasar los vehículos y presionar sobre ellas. Según su resultado se elegirá uno y otro, o ambos, para seguir ampliando la cota cero al resto de zonas.