Javier Velilla es catedrático de Enseñanza Secundaria en Diputación General de Aragón. Participa este mes en el mayor evento de tecnología geográfica profesional de España, la Conferencia Esri, para mostrar sus mapas elaborados sobre la despoblación en Aragón

¿Qué es este foro? ¿Qué es la tecnología geográfica?

Es el mayor encuentro de tecnología geográfica y mapas inteligentes de España y, posiblemente, de Europa. Anualmente, congrega a en torno a 3.000 asistentes y 800 empresas (este año, virtualmente) para tratar sobre los últimos avances en gestión y análisis de los datos geográficos y ver algunos de los proyectos más punteros en este campo. La organiza Esri, que, a nivel mundial, es la más importante en cuanto a la tecnología geográfica, tanto para instituciones como empresas. Los sistemas de información geográfica, o GIS, como comúnmente se los conoce, son la tecnología que está detrás de la mayor parte de toma de decisiones cuando el factor geográfico es clave, como es el caso de los fenómenos de despoblación o las afecciones del covid, entre otros.

Presenta sus conclusiones y mapas sobre la despoblación en Aragón. Adelánteme alguna.

Los procesos de despoblación rural comenzaron de forma decidida a finales del siglo XIX, y se acentuaron entre 1950 y 1980, dando lugar a un fortísimo desequilibrio en el reparto de la población en nuestro territorio: la población se concentra en los municipios de mayor tamaño, mientras gran parte del mundo rural, especialmente en zonas de montaña o en aquellas en las que el medio físico o las infraestructuras dificultan los procesos productivos o el acceso a los servicios más importantes, pierden población, y la que queda se envejece progresivamente, hasta alcanzar cifras escalofriantes. Pensemos que, de los algo más de millón trescientos mil habitantes empadronados en Aragón, a comienzos de enero de 2020, casi el 51% vive en la ciudad de Zaragoza, casi el 60% en los cuatro municipios que tienen más de 20.000 habitantes y el 69,4% en los trece que tienen más de 10.000 habitantes. De esta forma, el 69,4% de la población reside en el 8,8% del territorio aragonés, y la mitad de los habitantes de Aragón, que residen en Zaragoza, lo hacen en el 2% del territorio aragonés. Por el contrario, en los 208 municipios que tienen menos de 100 habitantes y suponen el 28,5% de los municipios aragoneses, residen solo el 0,95% de los aragoneses.

Menudas cifras.

A esto se le llama desequilibrio territorial: un reparto desigual de la población, que va acompañado de un reparto también desigual de las infraestructuras, servicios y rentas. Este reparto es la causa del desequilibrio y también su consecuencia: en los espacios menos poblados, especialmente si su población está muy envejecida, la demanda es menor que en los más poblados y con población más joven, lo que origina que las administraciones y las empresas sean remisas a construir infraestructuras… Lo que incentiva aún más la salida de población hacia otros territorios. Pero la despoblación es algo más: la salida de la población del mundo rural supone el abandono de esos territorios, de sus localidades, pero también de sus caminos y carreteras, de sus tierras de cultivo... La despoblación influye negativamente en el medio natural, que no tiene capacidad para reconstruirse plenamente, hasta llegar a un estado similar al que tuvo antes de que las sociedades humanas lo transformasen mediante el desarrollo de la agricultura y la ganadería y, después, con las tecnologías derivadas de las diferentes revoluciones tecnológicas, quedando en una situación inestable. El resultado es un aumento del riesgo de incendios forestales y otros desastres naturales, el aislamiento de espacios despoblados, el crecimiento del número de ejemplares de especies animales por encima del de los recursos necesarios para que puedan alimentarse...

¿Qué podemos aprender de los mapas?

Los mapas son la mejor forma de representar nuestro mundo. Han funcionado a la perfección durante siglos, pero ahora las nuevas tecnologías han dado lugar al desarrollo de unas potentes herramientas cartográficas, que denominamos sistemas de información geográfica (GIS), como ArcGIS, que permiten identificar sobre el espacio el reparto de diferentes datos, como, por ejemplo, relieve, climatología, población y actividades económicas, con el fin de analizar dichos parámetros para identificar relaciones de causalidad entre ellos. De esta forma, los mapas ya no son superficies planas con puntos sobre ellos, sino plataformas inteligentes que interrelacionan datos para tomar decisiones.

Y en las escuelas...

La geografía era una tortura en la escuela tradicional, cuando consistía en memorizar países, provincias, ríos, sistemas montañosos... Pero hoy puede ser una herramienta para decidir dónde hacen falta centros de salud, escuelas, cómo tiene que ser una red de transporte, qué problemas de tráfico se están dando en ese momento en una ciudad... E involucrar activamente al alumnado.

¿El problema de la despoblación es un mal endémico en Aragón?

Los procesos de despoblación comenzaron a tener importancia a finales del siglo XIX, cuando se empezaron a dar los primeros pasos industrializadores. No fue un proceso automático, en el que la población saliese de sus tradicionales lugares de residencia hacia otros empujados por mejores oportunidades laborales: estas salidas fueron paralelas a una percepción negativa del mundo rural, que pasó a ser visto como anticuado y caduco. Sin embargo, la mayor parte de esos inmigrantes no se encontraron con las expectativas esperadas y sus vidas fueron complicadas: paro, problemas de vivienda, salarios bajos o miserables... El desarrollo del chabolismo es un ejemplo. Esto sucedió en toda España y en gran parte de los países europeos.

¿Y en Aragón?

Aragón es un ejemplo más, y lo que dio relevancia a la despoblación en su territorio es la importancia que tienen en él las zonas montañosas (casi una tercera parte del mismo se encuentra a más de 1.000 metros sobre el nivel del mar), que dificultan y reducen la rentabilidad de las actividades agrarias tradicionales. Junto a este condicionante físico, se dio la existencia, en torno al territorio aragonés, de polos de atracción de población en los espacios urbanos de las nuevas ciudades industriales: Barcelona, Valencia, litoral vasco, Pamplona, Madrid y, también, en el sur de Francia.

El envejecimiento es un factor primordial, pero imagino que habrá más.

El envejecimiento es una de las consecuencias demográficas más graves de la despoblación por su efecto de círculo vicioso, pero también hemos hablado de problemas medioambientales, de la desaparición de una cultura tradicional rural, de desequilibrios territoriales. Un problema que se cita poco es el del desaprovechamiento de miles de kilómetros cuadrados de territorio. No estoy hablando de un aprovechamiento intensivo del territorio, sino de uno que sea sostenible y que genere puestos de trabajo, rentas y cuide el medio ambiente. Este desaprovechamiento viene de esa concepción de lo rural como algo obsoleto y poco rentable, que sobrevive gracias a las subvenciones, a la transferencia de recursos desde espacios urbanos a otros incapaces de hacerlo porque las actividades agrarias no son competitivas en un mundo globalizado.

Incentivos, educación, servicios... ¿Qué se puede hacer para que la despoblación no avance?

Lo primero es formar a la población, especialmente a la rural, en el conocimiento de sus territorios, de sus patrimonios natural, histórico... En resumen, del valor que tienen. Es necesario empoderar a esa población para que ponga en marcha iniciativas que revitalicen social, económica y culturalmente los espacios que habitan. Creo que los cambios no llegarán desde el exterior, los cambios se darán cuando los realicen los propios habitantes de los espacios rurales.

Hagamos hincapié en la educación. ¿Ahí nace la desigualdad? ¿Qué soluciones propone?

La educación es un ascensor social. Pero estamos hablando de la educación en los territorios despoblados, en los que hay pocos jóvenes, muchos de los cuales emigran para estudiar y trabajar fuera. La dinámica no frena la despoblación: supone la salida de población joven en edad de trabajar y, sobre todo, de población cualificada, que debería ser la que implementase los procesos de cambio que frenases la despoblación.

Explíquese.

La educación es esencial para que los jóvenes se conviertan en agentes del cambio. Para ello, resulta esencial que esa educación, de forma transversal, forme a esos jóvenes en el conocimiento del contexto en el que desarrolla su vida, en la identificación de las posibilidades que ofrece y en las formas de plasmarlas en hechos. No creo en la universalidad de una Formación Profesional para el mundo rural, sino que defiendo una revalorización de las posibilidades que ofrece, de forma que no sea imposible encontrar médicos o maestros que quieran vivir en los pueblos, que se generen actividades que permitan niveles de renta adecuados y una vida social enriquecedora.

Despoblación, montaña, medioambiente. ¿Es un trío inseparable?

En Aragón, el relieve sí que ha tenido importancia en la despoblación. Su relieve ha originado que la producción agraria encuentre más dificultades que en otros lugares y, también, ha favorecido la construcción de embalses, pantanos... que han expulsado población. Pero, por otro lado, montaña y medio ambiente de calidad han sido alicientes que han servido para el desarrollo turístico y la llegada de población desde otros lugares. Así, montaña y medio ambiente no generan solo dinámicas despobladoras, también potencian el crecimiento de la población. El problema principal es si esa explotación del relieve y el medio ambiente es sostenible, tanto medioambientalmente como en el tiempo.

No le sigo.

Me explico: en Aragón, la explotación de la montaña y el medio ambiente se ha vinculado principalmente al desarrollo de actividades turísticas y se ha dado en los valles que conducen a estaciones de esquí o a espacios protegidos de prestigio. Las primeras tienen una gran capacidad para modificar el territorio (construcción de pistas de esquí, urbanizaciones, infraestructuras de transporte por las estaciones, etc.) y generan afecciones negativas para el medio natural en el que se desarrollan. Las segundas, mucho más extendidas, requieren de medidas de control para que la afluencia de turistas no dañe los espacios que se encuentren en situaciones problemáticas. Por otro lado, la constatación del avance del calentamiento global pone en entredicho la continuidad a medio y largo plazo de las estaciones de esquí en la cara sur de los Pirineos y, también, hace peligrar ecosistemas de valor turístico. En resumen: sí, despoblación, montaña y medio ambiente tienen algo de inseparables, pero en las posibilidades de hacer de ellas factores de repoblación se hace imprescindible una explotación sostenible.

La pandemia ha llevado a mucha gente hacia los pueblos. ¿Esa es una solución? ¿O cuando volvamos a la normalidad, todos volveremos a la gran ciudad?

Yo no creo que haya sido tanta. Más bien, me parece que ha habido mucha publicidad al respecto, y que se ha podido confundir la afluencia masiva de población que, tras los períodos de confinamiento, ha buscado asueto en espacios naturales. No obstante, lo que sí es cierto es que el covid-19 ha puesto de manifiesto la insostenibilidad de las formas de vida asociadas a las grandes urbes, donde los contagios son más fáciles que en los pequeños municipios. La solución a este problema no creo que venga de un traslado de población desde esas grandes ciudades hacia el mundo rural, que se dará a pequeña escala, sino de modificaciones en las formas de vida en esas ciudades y de la forma en la que se desarrolle la urbanización de las mismas. Desde hace ya varios decenios se vienen postulando formas de desarrollo urbano a partir de núcleos de población de tamaño pequeño o mediano, con espacios naturales intercalados entre ellos, etc.

¿Los problemas y las soluciones pueden ser extrapolables al resto de España o del mundo?

Bueno, yo creo que en esencia sí, pero también creo que España, y Aragón, en particular, no van a la cabeza de los procesos repobladores. Tenemos un proceso despoblador al que se le ha dado importancia desde hace pocos años y que se viene estudiando desde hace menos. No me atrevería a decir que lo que estamos haciendo aquí sea ejemplo para otros. Por poner un ejemplo: Japón, el reino Unido o países de Europa Central ya llevan tiempo planteando estrategias de lucha contra la despoblación que van más allá de la gestión de subvenciones y que parece que están dando buenos resultados. De momento, tenemos que estudiarlos, para ver que podemos sacar de ellos. Lo que sí está avanzando con claridad son la puesta en práctica de actividades que desarrollan el mundo rural. Actividades que tienen un origen endógeno, que no vienes desde la administración, sino que surgen desde el mismo mundo rural.

Su trabajo está en el ámbito de la educación. ¿Cómo entran los alumnos en un problema que salvo que les afecte personalmente ven lejos?

La despoblación es un tema transversal: trabajar con los conceptos y las herramientas relacionadas con la despoblación es trabajar con conceptos de geografía física, de demografía, de historia, de economía... De tal forma que, creo, es un tema adecuado para que los aprendizajes se produzcan a partir del conocimiento del contexto en el que desarrollan su vida los alumnos. En Aragón esto es evidente, dada la importancia y la extensión de esa despoblación. Y los alumnos, en general, sí que entran a trabajan ese problema, pero siempre que esa entrada se haga a partir del uso de herramientas que fomenten los aprendizajes activos y la construcción del conocimiento, como los ArcGIS, que yo he utilizado, no sólo como herramienta de análisis del proceso de despoblación para producir contenidos educativos: también como herramientas para que los alumnos aprendan analizando el territorio, el reparto de los recursos en él, los factores que han dado lugar a la despoblación y a los diferentes modelos que ha adoptado, y también a sus consecuencias. La verdad es que no he encontrado rechazo. Por el contrario, he percibido una buena acogida, aunque solo haya sido porque los alumnos han podido descansar de otras formas tradicionales de aprender más basadas en lo memorístico o en el conocimiento de cosas que no sirven para analizar en contexto en el que se desarrolla la vida, sino que sirven para entender lo que se estudiará en los próximos cursos.