Continúan las dimisiones en los centros hospitalarios aragoneses en varios sectores sanitarios. A la renuncia definitiva de la subdirectora de enfermería del hospital Infantil por diversas razones entre las que figuran discrepancias con sus superiores se une ahora el abandono del cargo del jefe de celadores del Obispo Polanco, en Teruel.

En realidad, la salida se ejecutó tras las vacaciones navideñas aunque, ya antes del inicio del periodo festivo, el jefe de celadores ya había anunciado su intención de dimitir. Los problemas de personal en forma de sustituciones y complicaciones derivadas con los compañeros habrían provocado la renuncia por estas desavenencias con la política sanitaria llevada a cabo desde la gerencia.

"No se lograban completar los turnos ni se llevaban a cabo contrataciones, por lo que los problemas eran cada vez mayores hasta que el máximo responsable de los celadores decidió presentar su renuncia", advirtieron fuentes del sindicato médico CESM.

NOMBRAMIENTO De hecho, el celador dio de tiempo hasta el día 6 para que el centro encontrara sustituto, pero no fue hasta ayer cuando el hospital anunció al nuevo ocupante del cargo. Durante ese tiempo, la gestión de este personal se habría llevado a cabo desde la subdirección de gestión.

Desde el Departamento de Sanidad del Gobierno de Aragón se limitaron a explicar que "simplemente se ha producido un cambio en la persona que en ningún momento interrumpe el trabajo a desempeñar ni las labores de los celadores dentro de este centro hospitalario".

Pero, además, desde el sindicato también se denuncia la falta de prevención de riesgos laborales, es decir, del médico de empresa desde julio del 2013. "La legalidad establece que se puede estar sin este representante durante un corto espacio de tiempo que, por supuesto, ya se ha sobrepasado en el caso del hospital", indicaron desde CESM.

Sobre este puesto recaen tareas centralizadas en el cuidado del personal del hospital, desde vacunaciones, control de historias clínicas y enfermedades, establecimiento y vigilancia de derechos laborales o la revisión de los puestos de trabajo. Sin embargo, la salida con destino a Zaragoza de la persona que ocupaba el cargo anteriormente ha dejado vacante el puesto desde hace medio año.

Pero los sindicatos advierten de que las renuncias pueden continuar, producto del descontento y el malestar. La falta de personal y de medios para realizar el trabajo en condiciones comienzan a provocar dimisiones. "De momento, la cantidad no está siendo especialmente relevante, pero es significativo que mucha gente se lo esté pensando porque no puede más", apuntaron fuentes sindicales.