--Veterinarios y estudiantes de toda España se concentraron el pasado miércoles para pedir que no se abran más facultades. ¿Por qué?

--Porque perjudicará seriamente a los futuros veterinarios y a todo el sector profesional porque supondrá una pérdida del excelente nivel académico actual avalado por la Unión Europea, sobredimensionará la oferta nacional de estos estudios, saturará el mercado laboral disparando el paro y la precariedad laboral y, además, aumentará el grave déficit económico que soportan las universidades públicas españolas.

--¿A quién creen que beneficia esa apertura de centros?

--Responde a intereses políticos. Se trata de vender que hace falta una nueva facultad y así los chicos no tienen que irse a otro sitio a estudiar. No niego que pueda haber otros motivos, como por ejemplo en Lérida, donde hay muchas granjas de cerdos y pueden aspirar a tener una nueva facultad que les atienda a ellos porque Barcelona está lejos. También en Valencia quieren abrir una nueva facultad y, si no lo ha hecho antes, fue por falta de dinero. Pero los colegios dicen bien claro que, desde el punto de vista profesional, no hacen falta más veterinarios.

--El clamor es unánime. Así quedó patente el pasado miércoles en la concentración en las facultades de toda España.

--Por una parte, estamos contentos porque nos hemos organizado. Habitualmente no somos demasiado reivindicativos ni peleones, pero ahora hemos sabido organizarnos en toda España con el mismo objetivo conjuntamente con los profesionales. Pero estamos indignados y nos quejamos porque el motivo es justo y la situación es grave. Aunque somos conscientes de que esto no es fácil de frenar y quizá no sirva para nada. No tenemos el control y no podemos impedir que se abran nuevas facultades. Sientes impotencia, pero nuestra obligación es luchar.

--Dicen que esa medida saturaría el mercado laboral...

--Todos los ciudadanos españoles están sufragando con sus impuestos la formación de más profesionales de Veterinaria de los que necesitamos. Cada año se gradúan en nuestro país unos 1.200 estudiantes de Veterinaria, mientras que en los diferentes sectores a los que se dedican los profesionales veterinarios se generan, aproximadamente, unos 600 puestos de trabajo anuales, así que el resto se va al paro, al subempleo o a otros países. Si se abren más centros, el problema se incrementa.

--¿Y si Aragón decide, algún día, abrir otra facultad?

--Sería una pésima noticia y espero que jamás suceda y que la DGA nunca dé permiso. En ese caso, supongo que sería la Universidad privada de San Jorge la que lo haría, pero nunca ha manifestado intención de abrir en Veterinaria. Hacer un plan de estudios y que la ANECA lo apruebe es muy fácil y, si hacen números, seguro que es rentable. Pero vamos a ser muy exigentes para que, cuando se quiera abrir una nueva facultad en España, se haga en condiciones y no sea una academia de Veterinaria. Eso exige medios, un hospital, planta piloto de alimentos...Sin eso no se puede abrir.

--¿En qué medida afecta a la facultad el problema de financiación y la confrontación con el Gobierno?

--Estamos como el resto. En infraestructuras estamos aceptablemente bien, ya que tenemos hospital, nueva planta piloto.. pero nos haría falta mucho más. Nuestra titulación es la única con acreditación europea. Ni Medicina la tiene. Y tenemos auditorías periódicas que revisan la calidad de la docencia. Estamos justos y pedimos más porque Europa pide más y nosotros nos encontramos al filo de la navaja. El campus se ha quedado enano y está rodeado de la ciudad. Trabajar con animales es carísimo y siempre andamos con mínimos y no podemos pagar convenios con ganaderos. Hay un edificio abandonado y no sabemos si arreglarlo o tirarlo. Muchas carencias en todo.