Dar limosna ayuda a las mafias y sólo incentiva el engaño y la picaresca". Así de rotundos se manifiestan los responsables de Cáritas, que han hecho un nuevo llamamiento para pedir a los zaragozanos que "encaucen sus ayudas a organizaciones asistenciales antes de caer en el paternalismo de los limosneros que empeoran el problema, aunque sea por su buena voluntad".

Para Jesús Fraga, uno de los responsables de Cáritas en la capital aragonesa, "la solución a la mendicidad requiere una acción conjunta de distintos organismos". En este sentido, el técnico reclamó, no obstante, un "mayor esfuerzo en la prevención de este problema por parte de las instituciones", aunque valoró "que en Zaragoza existen suficientes recursos para que nadie se vea obligado a mendigar".

Para Cáritas, es necesario pasar "de un estilo asistencialista a otro de asistencia promoción". Según explica, es necesario atender a quienes tienen bastantes posibilidades de caer en el "sintechismo" (por falta de medios económicos, laborales, problemas de desestructuración familiar, carencia de relaciones e incluso patologías psicológicas) y acercarse a ellas para intentar cambiar los factores de riesgo.

En este sentido, recordó la "importante" labor que ejercen numerosos servicios, desde los comedores parroquiales al albergue municipal, cuyo centro abierto está a disposición de cualquier persona sin que se tenga que acoger a unos horarios determinados.

"Quienes viven en la indigencia necesitan ayudas sanitarias, sociales, laborales y educativas", añadió el responsable de Cáritas. "Dar un euro de limosna no sólo no sirve para nada, sino que además empeora la situación del indigente.

SITUACION ACTUAL Cáritas Zaragoza cifra en 150 el número de mendigos que habitualmente se mueven por la capital aragonesa, aunque sea éste un número cambiante y estacional, al que se unen luego otros grupos ambulantes formados, generalmente, por inmigrantes. Por otro lado, reconoce que la mendicidad está ahora prácticamente dominada por extranjeros, generalmente rumanos de etnia romaní.

"Se reparten la ciudad en zonas y las propias mafias son las que se encargan de hacer una especie de organigrama donde no encajan nuevos mendigos, a los que se suele presionar para que se marchen", explica Jesús Fraga.

Según el responsable de Cáritas, el número de indigentes suele aumentar en épocas de más demanda laboral y, sobre todo, en verano, con la llegada de los turistas extranjeros.

"Por supuesto, también existe el mendigo local, que normalmente suele habitar incluso en una infravivienda, normalmente situada en el Casco Viejo y que a veces es de su propiedad, o en chabolas", explica Jesús Fraga.

Por otro lado, el indigente ambulante "suele resguardarse en periodos cortos en casas abandonadas y tiene una difícil entrada en la ciudad si están fuera de las mafias".