Las comarcas del Jiloca y de Calatayud fueron las más perjudicadas por las tormentas que descargaron sobre Aragón el pasado domingo. En la primera de ellas, que perderá toda su cosecha de cereal, ayer todavía estaban inundados sus campos y había granjas que habían quedado aisladas, por lo que se pidió la ayuda de las instituciones para poder llegar a las instalaciones con el fin de alimentar a los animales.

Sin embargo, el consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón, Joaquín Olona, relativizó ayer los efectos del frente. Las últimas tormentas, aseguró, «no van a producir daños muy graves» en el conjunto del territorio, si bien precisó que «siempre va a haber algún punto» donde estos son “importantes».

Por su parte, el sindicato agrario UPA, que agrupa a pequeños propietarios, valoró ayer en 120 millones de euros las pérdidas acumuladas por la agricultura y la ganadería de Aragón durante los cinco primeros meses del 2017, por el efecto combinado de la sequía y las tormentas.

Con todo, los efectos de las lluvias torrenciales del día 4, que llegaron acompañadas de granizo en algunos puntos, aún no han sido valorados económicamente, pero ayer en localidades como Monreal del Campo todavía no se había vuelto a la normalidad y los vecinos se afanaban en la limpieza de los bajos de sus casas, que seguían inundados.

«En una hora cayeron 50 litros por metro cuadrado», señaló Carlos Redón, alcalde de Monreal, que pugnaba por arreglar los desperfectos al igual que las localidades de Torrijo del Campo y Caminreal. «En todas las casas se han producido daños, en unas más que en otras, y en el parque infantil habrá que anclar de nuevo los juegos», añadió.

En Calatayud, el sindicato Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (Uaga) cifró en 200 el número de hectáreas de cerezos afectadas, con unas pérdidas del 50% de la cosecha. El pedrisco cayó en dos zonas muy localizadas, al oeste y sur de la cabecera comarcal.