Fotógrafo

Hasta el 30 de abril se puede contemplar en Pro-40 (Pedro María Ric, 2) una exposición curiosa: modelos pintadas como animales expuestas en plena naturaleza, como en Los Monegros, Las Bardenas o Alagón. El fotógrafo es propietario del bar El Zorro, lo que hace más llamativa su vocación por la naturaleza.

--¿Como un hombre de la mala vida de los bares es capaz de salir a tomar el aire?

--Es que creo que tengo más de aire que de humo. Antes me dedicaba a la topografía y lo cambié todo para trabajar en algo para mí, ser mi propio dueño...

--Pero si usted se acuesta tarde, salir al día siguiente al monte...

--Al día siguiente, nunca. Puedo tardar dos días en recuperarme... A hacer las fotografías salgo entre semana cuando no tengo que madrugar. Todo lo hago con tranquilidad.

--Alucino al ver que ha fotografiado modelos con el cuerpo pintado y que lo ha hecho en Los Monegros.

--Aragón me la conozco como la palma de la mano. He recorrido todos los rincones y sé de localizaciones inéditas para hacer fotografías. Es verdad que era una movida salir a hacer fotos, porque conmigo venían dos modelos y el pintor que las decoraba. Pero yo soy muy preparado...

--¿Ah, sí?

--Sí, llevo mi pícnic, mis mantitas para las chicas, y luego las traemos pintadas por todo Zaragoza. Todo el mundo se quedaba mirando dos tigres en un coche, que eran las chicas, claro...

--¿Qué es lo que busca con estas fotografías?

--Meter caña. No nos dejan pensar, nos han convertido en inútiles, estamos todo el día bombardeados. Yo lo veo en mi bar, que nos han taladrado. Yo creo que este hombre nuevo va a cambiar las cosas...

--Digamos que estas fotos son una llamada de autenticidad, de naturaleza pura.

--Sí, es un regreso a los orígenes. Yo conozco criaturas que no han visto nunca una vaca, así que dentro de poco nos vamos a tener que pintar para ver a un ser humano. Las ropas ocultan nuestra esencia, nuestros sentimientos.

--¿Había realizado otro tipo de fotografías?

--Sí, hice unas en infrarrojos y varias en blanco y negro, que son las que revelo yo en el laboratorio. También hice fotografía aérea.

--Usted es medio brasileño. ¿Cómo llegó a esta ciudad?

--Mi padre es de Ainzón y mi madre brasileña. Mi padre llegó a Brasil y allá nació un hermano, a quien no le gusta Brasil. Yo, en cambio, nací en Ciudad Real, donde vive mi padre, y a mí no me gusta Ciudad Real. Llegué a Zaragoza, que es donde no quiere estar mi padre. Es decir todos nosotros estamos fuera de nuestro origen.