--¿Qué van a encontrar los lectores en esta obra?

--La característica principal es que es una obra inédita y original, hecha ex profeso para este coleccionable, en la que se cuenta la Historia de Aragón desde la perspectiva de sus reyes. Esta es una perspectiva novedosa de la Historia, la que se cuenta desde el punto de vista del poder. Hay otros trabajos sobre los Reyes de Aragón, pero en este hay una puesta al día y una continuidad que los relaciona, con la ventaja de que está escrito por un solo autor.

--Destaca el lenguaje, muy divulgativo y accesible.

--Es fundamental. Quisimos que fuera un texto muy narrativo y ameno. Obviamente no es una novela, pero tiene un ritmo ágil y su lenguaje está a caballo entre lo académico y lo narrativo. Hay muchas anécdotas sobre sus relaciones, la vida cotidiana, aspectos desconocidos de los monarcas... Queda bien claro cómo los Reyes han monopolizado el uso de la Historia y la gente ha sido ajena a ella.

--¿Es cierta esa leyenda de que los monarcas aragoneses tenían más en cuenta a sus ciudadanos que otras monarquías europeas?

--Hay que decir que los aragoneses hemos sido siempre bastante desafectos al poder en general. Y con sus monarcas también. Basta recordar que a Pedro IV prácticamente lo echaron de Aragón y cuando llegó a Cataluña respiró aliviado y decía que por fin había llegado a una tierra que le quería. También a Jaime I lo persiguieron en Zaragoza y tuvo que huir por una ventana en camisón. Pero también hay que reconocer que los reyes tampoco se portaron siempre bien con Aragón. Las fronteras internas creadas por Jaime I y su expansionismo por el Mediterráneo acabaron con las ilusiones aragonesas de tener salida al mar. O Fernando el Católico, al que se le relaciona como el gran rey aragonés, apenas pasó unos meses de su vida en esta tierra.

--¿Conocemos bien los aragoneses nuestra Historia?

--El nivel es muy bajo. Pero no solo de la Historia de Aragón, sino de las humanidades en general. Llevo más de 30 años dando clases en la universidad y veo cómo cada año hay un descenso en el nivel de conocimientos. Algo preocupante que además da pie a las falsificaciones de los ultranacionalistas.

--Ante las falsificaciones del nacionalismo catalán, ¿no hay en Aragón, en especial por parte de algunos políticos, un empeño en desnaturalizar la identidad propia de Aragón y hacerla elemento central de la españolidad?

--Sí, porque también son ultranacionalistas, y este por definición es expansionista. A los catalanes no les permitimos esos expansionismos pero nosotros sí podemos decirlos y convertimos a Aragón en el origen de España y también en el origen del mundo. O consideramos que fue el reino más importante de la Corona, cuando en realidad los reyes se intitulaban en función de los territorios que iban conquistando, y Aragón era el más antiguo.

--¿Los monarcas aragoneses, eran únicamente guerreros o hicieron aportaciones políticas e intelectuales de peso?

--Hay de todo. Los primeros, hasta bien entrado el siglo XI y gran parte del XII, son reyes guerreros, están en plena Reconquista y sus misiones bélicas son fundamentales. Uno de ellos, Ramiro el Monje, no sabe dirigir un ejército y tiene que renunciar a ejercer la potestad regia para delegar en un guerrero como Ramón Berenguer IV, ya que no se entendía un rey que no fuera militar. A partir de la baja Edad Media se convierten en reyes políticos, con la doble condición y engrandecen la Corona.

--¿Qué aspectos van a llamar la atención sobre los reyes?

--Sobre todo, que políticamente han sido muy torpes para Aragón. En especial, llamarán la atención detalles sobre la vida íntima y cotidiana de muchos monarcas sobre los que tenemos una idea a veces un poco equivocada. Por ejemplo Alfonso I, al que lo tenemos como referencia de gran guerrero, tenía una relación pésima con las mujeres, además de ser un rey homosexual en plena Edad Media. También llamará la atención la promiscuidad y la cantidad de amantes y de hijos ilegítimos que tuvo Fernando el Católico, quien por cierto, cuando enviuda de Isabel y se casa con Germana de Foix su mayor obsesión es tener descendencia para garantizar un rey para Aragón. Cuando la tuvo, si hubiera sobrevivido, Aragón habría seguido sido independiente de Castilla, por lo que esa idea de que Fernando fue el garante de la unidad de España tampoco es cierta.