Jota no es una perra policía cualquiera. Es una pastor belga malinois de 8 años que, además de detectar la presencia de estupefacientes y otras sustancias, es capaz de sumar, restar y realizar diferentes ejercicios de terapia que ayudan a las personas mayores y a los niños con necesidades especiales. Su trabajo es conocido en Zuera y alrededores, donde Luis Prades, el adiestrador y el culpable de la sabiduría de este can, ejerce como Policía local y responsable de la unidad canina. «Estuve en el otro lado, con un niño hospitalizado, y cuando vi los beneficios de la terapia que hacían me forme en ello», cuenta.

A raíz de ello, propuso al ayuntamiento de la localidad la idea de que Jota pudiera ofrecer «un servicio público» en la residencia de ancianos, así como terapias «individuales» con niños. «Gustó el proyecto y con las personas mayores ya estamos trabajando, algo que en breve haremos con menores que requiere apoyo», explica Prades, quien confiesa que le gustaría que esta acción pudiera desarrollarse en los hospitales de Aragón. «Cuando lo hemos planteado nos los han echado para atrás por el tema de la transmisión de enfermedades», dice.

Sin embargo, hospitales como el Niño Jesús o la unidad de cuidados intensivos del 12 de Octubre, ambos en Madrid, así como otros en la Comunidad Valencia y Cataluña sí desarrollan este tipo de terapias con perros en los hospitales. Aragón, por el momento, no estudia esta posibilidad, aunque fuentes de Sanidad apuntaron ayer a este diario que si se presentara el proyecto, se podría valorar.

Los perros que acompañan a las personas ciegas o aquellos que son capaces de detectar una subida de azúcar en un menor sí están permitidos en estos espacios sanitarios, algo que Prades seguirá intentando con Jota y su trabajo.

Más allá de la comisaria de Zuera, este policía se confiesa «un amante» de los perros y es el presidente de la Asociación K9 Aragón. Con ella, y en colaboración con la Asociación Sonrisas, sí que ha hecho «acciones puntuales» con Jota en los hospitales Provincial, Servet, Clínico y San Juan de Dios, pero desarrollar un proyecto como el de Zuera en los grandes hospitales no es viable por ahora.

Vehículos de transporte

«Jota puede ayudar en situaciones de pérdida de memoria, capacidad cognitiva o situaciones de ansiedad. Es una perra tranquila, estable, que quizás ya se está haciendo mayor para la unidad policial como tal y, como se ha formado en el mundo de las terapias, nos va a ayudar muchísimo», explica Prades.

Este policía, que realiza entrenamientos con Jota tres veces al día en los que, según cuenta, muchas veces sus hijos le «echan una mano» como figurantes, empezará a entrenar a una segunda perra en septiembre.

Gran parte de sus actividades y exhibiciones como guía canino las realiza en su tiempo libre con la Asociación K9 Aragón. Prades cuenta que, para ello, no pueden hacer uso de los coches de patrulla, por lo que ponen a disposición sus vehículos particulares para transportar a los perros. «Si alguna empresa, fundación o concesionario pudiera donarnos algún coche, del tipo que sea, de cuarta mano o esté como esté, nos vendría muy bien», explica. Al menos, el colectivo necesitaría tres vehículos (uno por provincia) para poder moverse por el territorio.

«No cobramos nada por las terapias ni mucho menos lo pedimos, es una labor altruista que hacemos porque queremos ayudar. A nosotros nos pagan por ser policías, pero sí que nos vendría muy bien un coche que no fuera el particular para llevar a los perros», insiste.