La Audiencia de Zaragoza juzgó ayer a tres policías nacionales por, supuestamente, lesionar a un joven que trató de evitar su detención por consumo de cocaína cuando se encontraba en las inmediaciones de la sala Oasis de la capital aragonesa. No solo emprendió la huida por las calles adyacentes, sino que agredió, presuntamente, a los agentes mientras trataba de zafarse de ellos. Los cuatro compartieron banquillo de los acusados.

Todo ocurrió en la madrugada del 22 de mayo del 2016 durante un dispositivo de seguridad ciudadana activado en la zona del barrio de San Pablo. Dos agentes de paisano -que se enfrentan a 3 meses de cárcel que pide el letrado Alejandro Aldea- vieron a Jesús C. G. que tiraba al suelo una papelina con restos de cocaína. Al ir a identificarle, este zaragozano emprendió su marcha hasta ser detenido en la calle Cereros. Es la única parte de la historia que ambas partes reconocen, ya que la concatenación de hechos posteriores difiere de forma importante. Jesús C. G. aseguró que un momento dado decidió dejar de correr y que no se resistió, pero que fue en ese momento cuando le golpearon. «Me pusieron contra el suelo, la rodilla contra la espalda y me golpearon con algo duro», afirmó.

Una actuación que los tres agentes que intervinieron y que ayer se sentaron en el banquillo identificaron como la forma de reducir habitual «cuando una persona ejerce una gran resistencia». «Tuve que echarme encima de él, después de que me diera un puñetazo en la boca del estómago», señaló uno de los policías que también apuntó la corpulencia del joven, si bien en la actualidad su estética es más estandarizada. Para reforzar su versión, los miembros del Cuerpo Nacional de Policía destacaron sus lesiones, entre ellas roturas fibrilares y esguinces. Es por todo ello que su abogada, Pilar Sangorrín, pidió la absolución de los agentes y la condena a 3 años de prisión para el joven por un delito de atentado y otro de lesiones.