Cuando la investigación judicial por la muerte de Víctor Laínez a manos de Rodrigo Lanza estaba a punto de cerrarse -la Fiscalía de Zaragoza ya la daba por finalizada- acaba de aparecer una prueba que puede dar un giro a este crimen de odio ocurrido en diciembre del 2017. Siete meses después de los hechos se acaba de conocer que un zaragozano encontró, en los días posteriores al asesinato, una navaja en las inmediaciones del bar El Tocadiscos en el que ocurrió todo. El antisistema y un amigo suyo fueron los introdujeron en sus declaraciones este detalle de cara a justificar que la brutal agresión fue en defensa propia. El resto de testigos no la vieron.

Un hallazgo que hasta la fecha desconocía tanto el Cuerpo Nacional de Policía como el Juzgado de Instrucción número 3 de Zaragoza que está siendo el encargado de las pesquisas. La comunicación fue a través de Endika Zulueta, abogado de la defensa del encausado. Ante ello, la misma magistrada de la que meses atrás había pedido su recusación por falta de imparcialidad ha emitido un oficio para investigar de quién puede ser esa navaja. Será ahora el momento de la Brigada Provincial de Policía Científica de Zaragoza de cara a examinar las huellas que pueda haber en dicha arma blanca.

Una nueva prueba que rechazan los abogados de la familia de la víctima, Juan Carlos Macarrón y Alexis Guajardo, quienes han anunciado a este diario que van a recurrir. En primer lugar porque «no se ha garantizado la cadena de custodia de la misma». «Si alguien se encuentra una navaja y en un caso tan mediático como este, lo normal es ir a la Policía a entregarla, pero no dar aviso a la defensa del que ha sido detenido», apostillan estos abogados.

Asimismo, consideran «extraño» que esta navaja salga a relucir en este momento de la instrucción y no al inicio de la misma. Asimismo, destacan que el antiguo local comercial de Víctor Laínez fue vandalizado y saqueado hasta en dos ocasiones consecutivas, por lo que no descartan la posibilidad de que las personas responsables del mismo se pudieran llevar objetos, entre ellos, alguna navaja que empleara para comer.

Estos letrados insisten en la importancia de los testigos, especialmente, de los clientes y del dueño del establecimiento en el que se produjo el crimen puesto que no hay motivos de mantener una posición parcial. Todos ellos rechazaron que Víctor Laínez esgrimiera arma blanca alguna durante el encontronazo mantenido con Rodrigo Lanza. A ello añaden que una de las jóvenes que acompañaban al antisistema llegó a «señalar en una de sus declaraciones que Laínez puso sus puños en modo de boxeo, lo que hace imposible el empleo de esa arma blanca». Rodrigo Lanza podría ser juzgado por un jurado popular.