En 1988 alrededor del 34% de los jóvenes entre 15 y 35 años pertenecía a algún tipo de asociación. En el 2012, tan apenas el 22%, según el Instituto de la Juventud (Injuve). El desencanto político ha despertado nuevas formas de participación.

El movimiento 15-M, las mareas y las diversas manifestaciones espontáneas se han convertido en el nuevo altavoz de los jóvenes que muestran su indignación y rebeldía de otra forma. Las redes sociales juegan un papel importante para correr la voz.

Un estudio elaborado por la Universidad de Zaragoza y el Consejo de la Juventud, en colaboración con el Ayuntamiento de Zaragoza, concluye que la participación actual de esta generación "se escapa de los cauces habituales como son las elecciones" porque huyen de la burocracia y el centralismo, explica el sociólogo y profesor de la facultad de Ciencias Sociales y del Trabajo de la Universidad de Zaragoza, Jaime Minguijon.

"Apuestan por otro tipo de acciones, más equitativas y pluralistas", como las manifestaciones. El 46% de la población joven admite haber asistido a una "alguna vez". Y acuden más las mujeres que los hombres entre los 20 y 29 años.

Según el texto elaborado entre el último trismestre del 2012 y el año 2013, a raíz del 15-M el número de manifestaciones ha aumentado "significativamente". Sin olvidarse de las políticas de ajuste y sus consecuencias que han creado una generación de "desencantados". El 26% de los encuestados ha asistido a algún encuentro del 15-M y el 66% se muestra favorable a sus demandas. El presidente del Consejo de la Juventud, Victor Reloba, apunta que este movimiento es "excepcional", de ahí su éxito, y que han ido derivando en otros como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) o las mareas.

En las urnas

La política les importa. Aunque acuden menos que los adultos en las urnas, se involucran cuando "creen que puedan cambiar las cosas", según Minguijon. Votan más en las elecciones municipales --por ser más cercanas (un 62% en las del 2011 frente al 54% de las generales)-- y en momentos clave como el sufragio del 96 o del 2004, con cambio de Gobierno. Según el estudio, "los jóvenes se consideran a sí mismos como un colectivo que se siente con capacidades, formación y potencial" y, lo que es más importantes, que son "capaces de cambiar el mundo".