"Esta parece una ciudad encantadora pero... ¡hace mucho calor!". Esa es la impresión que le produce nuestra ciudad a Christina Norwig, una estudiante alemana que participa en un viaje itinerante por España, y que estos días le acerca a Zaragoza.

Bajo un sol de justicia, unos 60 jóvenes de más de diez nacionalidades conocieron ayer la ciudad y se convirtieron, sin duda, en el grupo más cosmopolita que paseaba por sus calles. "Este año hemos fomentado el conocimiento de la historia y la cultura de las ciudades que visitamos. Algo así como: mientras te diviertes, aprendes". Estas son palabras de Judit Samblás, castellonense de 23 años que participa en la organización del Travelling Summer University , o lo que es lo mismo: Universidad de Verano Itinerante.

Este evento es impulsado por AEGEE-Zaragoza, una organización juvenil que trabaja en el ámbito europeo y coordina distintos viajes y actividades. En concreto, la versión española de este viaje --cada país organiza un viaje distinto-- les ha traído estos días a Zaragoza. Y a juzgar por sus caras parece muy divertido, tanto para los participantes como para los organizadores. Estos últimos son chicos y chicas españoles de la misma edad --entre 19 y 26 años--, por lo que reina un ambiente de colegueo general.

La mañana de ayer fue, como todo el viaje, "un poco estresante". Primero se reunieron con Natividad Fernández Sola, vicerrectora de Relaciones Internacionales; más tarde, en el Palacio de la Aljafería, asistieron a una conferencia a cargo de Esteban Sarasa, profesor de Historia Medieval. Los participantes en este viaje han conocido de primera mano el legado que distintos pueblos y religiones han dejado en nuestra ciudad.

Por la tarde llega la diversión. Los jóvenes viajeros participan en una gymkana urbana por los alrededores de la plaza del Pilar. Pruebas tan míticas como aquella de la cuchara y el huevo, fueron sustituidas por actividades que apuntaban al conocimiento de la riqueza cultural del entorno. El sol pasaba factura a unos, mientras otros se preguntaban donde estaría ese dichoso Arco del Deán. "Todo el viaje ha sido muy divertido. Los participates en el viaje son muy abiertos y convivir con gente tan distinta en un entorno desconocido es muy enriquecedor", comenta Costa Psarris, un joven griego.

Empezaron la travesía en Alicante y terminarán en Oviedo. De esta forma, y a través de diversas actividades, la organización pretende aunar cultura y entretenimiento mostrando la diversidad histórica, lingüística y etnológica de cada región.

"Son gente a la que le encanta viajar, personas muy activas y extrovertidas, por lo que la diversión y la armonía están asegurados. Aunque parezca mentira, somos una piña", asegura Berta Tirado, integrante de la organización. Así, este es el ambiente de un grupo que, aunque entregado al turismo cultural, no escatima a la hora de disfrutar allá donde se encuentra.