El Juzgado de Instrucción número 3 de Vic investiga a un vecino de la localidad catalana, X. V. M., por la presunta comisión de sendos delitos de estafa y contra la salud pública en la comercialización de un paté para perros, bajo la marca Squeaky, que contendría cerdo pese a no indicarlo en el etiquetado.

La presencia de porcino ha sido acreditada por sendos estudios de las universidades de Córdoba --a cargo del grupo Meragem, dirigido por el doctor Antonio Molina-- y de la Complutense de Madrid --firmado por la doctora María Isabel González--, este último fruto de una muestra comprada ante notario en una tienda de mascotas de la capital.

El caso lo destapó un empresario aragonés, representado por el letrado Fernando Díaz Sanz, al que escamó comprobar que el producto que había comenzado a comercializar --un paté que se vende congelado, listo para servir-- lo vendía el imputado a un precio por debajo de mercado. Considerando además que los ingredientes anunciados en los distintos menús --como ciervo, cordero o pollo--, deberían encarecer considerablemente el preparado alimenticio.

Por ello encargó los citados estudios, que marcaron la presencia --"claramente", en el caso del madrileño-- de ADN porcino, si bien la composición de la mezcla y los conservantes añadidos a estos productos impiden conocer exactamente en qué proporción, según explicaron los responsables del estudio de la Universidad de Córdoba.

En cualquier caso, la denuncia ante la Guardia Civil cristalizó en una investigación judicial en la que, según ha podido saber este diaro, habrían hallado presuntas irregularidades en la fábrica de la localidad catalana de Gurb, como el número de empleados dados de alta respecto a los que realmente trabajan en las instalaciones.

Según explicaron fuentes sanitarias, los problemas que podrían derivarse del etiquetado incorrecto serían, por un lado, las alergias que podrían presentar los animales al porcino. De hecho, ya se habría dado algún incidente de este tipo en una clínica veterinaria de Madrid, aunque no de gravedad. Además, la falta de control de la carne de porcino --por el momento no se puede saber si de cerdo o de jabalí-- presente en la mezcla impide la trazabilidad de la misma. Y con ella el control de posibles enfermedades que pudieran tener los cerdos en origen.

El producto se sigue publicitando en internet, con distribuciones anunciadas en multitud de tiendas de Cataluña y Madrid, aunque según fuentes conocedoras del caso el propio imputado lo ha distribuido a empresas por varias comunidades autónomas, incluidas Andalucía y Aragón.