La Brigada de Policía Científica de la Jefatura Superior de Policía de Aragón regresó ayer al bar El Tocadiscos de Zaragoza, lugar en el que el zaragozano Víctor Laínez recibió una mortal paliza de manos de Rodrigo Lanza. Lo hizo por orden de la jueza instructora del caso, si bien los agentes, al igual que los abogados de las partes, no pudieron acceder al mismo porque estaba cerrado al público. Intentaron dar con el paradero del propietario, pero todas las gestiones policiales resultaron infructuosas, por lo que se pospuso.

La entrada a este local fue autorizada por la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Zaragoza, tras solicitarlo Endika Zulueta, abogado de Rodrigo Lanza. La magistrada ha instado al Cuerpo Nacional de Policía, a través de un auto, a «dedicar una especial atención al habitáculo existente entre las dos puertas de entrada» y que examinen «la estructura y distribución del espacio y dependencias del establecimiento». Junto a los agentes, la jueza también ha dado permiso a los abogados de la defensa y de la acusación particular y popular (que ejerce Vox), Juan Carlos Macarrón y David Arranz, respectivamente, para que estén presentes y participen en estas labores. La condición para volver a entrar en el lugar en el que se produjo este crimen de odio (la instrucción considera que hay tintes políticos detrás de la agresión) es que todo quede reflejado en un reportaje videográfico más amplio.

Por otro lado, la magistrada ha solicitado a la Brigada de Información de la Policía Nacional que analice las conversaciones mantenidas entre dos jóvenes y que fueron aportadas hace unas semanas por el abogado del acusado. En ellas se puede leer cómo una mujer señala a la otra que «el dueño del bar prestó a Laínez un cuchillo para intimidar a los otros» y que «al parecer, no habían parado con los putos tirantes que sí llevaba».

Asimismo, la instructora ha rechazado que en la navaja que está analizando la Policía se determine si hay huellas dactilares o restos de ADN del responsable del bar situado en el barrio de La Magdalena. «Es irrelevante, ya que en ningún momento nadie ha declarado que dicho testigo utilizara un arma blanca en contra de Rodrigo Lanza», mantiene la jueza en su auto. En la resolución le recuerda a la defensa que «trata de que se esclarezca si dicha navaja o cuchillo es el arma que el testigo -amigo del acusado- indica haber visto que llevaba en la mano Laínez cuando salía del bar y se enfrentó con Lanza». Siendo así, «lo que procede corroborar si hay o no huellas de la víctima», entiende la jueza.

Un análisis del arma que está realizando la Policía, tal y como adelantó este diario, si bien ha sido recurrida por las acusaciones, que recuerdan que esta prueba de defensa ha aparecido 7 meses después, y ponen en duda las circunstancias que rodean el hallazgo por la filiación política del acusado, «cercana a Lanza».