La jueza encargada de la instrucción de la brutal paliza que acabó con la vida del zaragozano Víctor Láinez considera que «hay indicios racionales» de que el supuesto autor de la agresión, Rodrigo Lanza, pudo cometer un delito de asesinato (penado con hasta 25 años de prisión). La titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Zaragoza, Mercedes Terrer, señala en su último auto que concurren las agravantes de alevosía y ensañamiento.

En su escrito, la magistrada resalta que el ataque «fue perpretado por la espalda sin posibilidad alguna de defensa y que el agresor siguió dando golpes a la víctima de forma despiadada cuando el agredido ya estaba en el suelo convulsionando tras recibir el primer golpe en la cabeza, incrementando su sufrimiento». Asimismo, apunta que existen indicios de que el presunto autor de los hechos actuó movido por motivos ideológicos.

Para llegar a estas conclusiones, la instructora resalta las declaraciones de los cinco jóvenes que pasaban la noche en el interior del bar El Tocadiscos y de su propietario. Relata, a partir de sus testimonios, que Láinez fue «violentamente atacado» por Rodrigo Lanza «por detrás y sin posibilidad alguna de defensa, con un primer golpe seco en la parte inferior trasera de la cabeza que le hizo caer al suelo desplomado sin posibilidad de reacción, momento en el que Lanza se colocó encima y siguió propinándole puñetazos y, al menos, una fuerte patada en la cara, mientras la víctima convulsionaba y sangraba por los oídos, boca y cabeza».

Destaca que uno de los testigos llegó a utilizar la palabra «ensañamiento» en su relato y que el responsable del bar indicó que, al ver la inminencia del ataque, gritó: «Víctor, ten cuidado que viene por detrás». «Cuando Lanza estaba pegando golpes por toda la cabeza a Lanza y estaba en el suelo le dijo que lo dejara, por favor, que le iba a matar».

También resalta que «ninguno de los testigos ajenos al grupo del investigado vio que la víctima llevara una navaja u objeto similar, ni que hubiera algún tipo de forcejeo, actitud agresiva o violenta por parte de la víctima, ni tampoco pelea o posibilidad de defensa». De hecho, insiste en que «no se halló por parte de la Policía Nacional ni por los testigos ningún arma, ni existen pruebas de que existiera o fuera exhibida». Esta descripción de hechos por parte de los testigos se certifica, según la jueza, con la autopsia realizada en el Instituto Legal de Aragón (IMLA).

DECLARACIONES / Hoy están citado a declarar dos de las amigas que acompañaban a Lanza en la noche en la que se produjeron los hechos. Quedará pendiente la citación de Pablo M. G., ya que está en el aire si será como testigo o como imputado, tal y como solicita el abogado de la familia de la víctima, Juan Carlos Macarrón.

Este letrado que también ejerce de portavoz de la misma criticó ayer la carta de Lanza remitida desde la cárcel de Zuera y que adelantó EL PERIÓDICO. Insistió en que la declaración de los testigos, aunque sea puesta en entredicho por Lanza y sus amigos, «no conocían ni a la víctima, ni al investigado» y han reiterado en sede judicial lo ya manifestado ante la Brigada de Información de la Jefatura Superior de Policía de Aragón.

También quiso destacar que Lanza permanece en aislamiento en la cárcel de Zuera por su seguridad, para que ningún interno le agreda.