Los residentes del entorno de la Azucarera del Arrabal tienen que andar con mil ojos cada vez que bajan con sus hijos a las zonas verdes situadas a lo largo de las calles Matilde Sangüesa y Caminos del Norte. La altura del césped supera el palmo de altura y se entremezcla con todo tipo de matojos. Es tal el estado de descuido que presenta que los bancos y los juegos infantiles de que dispone apenas se perciben entre la maleza. Los vecinos que utilizan estos espacios exigen su limpieza.