Un error en la citación de una testigo principal obligó al Juzgado de lo Penal número 3 de Zaragoza a aplazar hasta junio un juicio contra tres jóvenes portugueses que fueron detenidos hace dos años por dejar sin teléfono a un hotel situado junto a la N-II, en el término municipal de Calatorao, tras robar más de cien metros de cable de cobre. Los encausados, Abel A. F., Rafael Felipe R. B. y Lisardo J. H. se enfrentan a dos años de prisión que solicita la Fiscalía, así como una indemnización de 14.000 euros por los daños ocasionados al establecimiento hotelero.

PERJUICIOS / Desde la dirección del hotel señalaron que durante tres días no pudieron atender reservas telefónicas, pero tampoco poder acceder al sistema de producción al ser online y, por tanto, no poder registrar a los futuros clientes de esta forma. No les fue posible cobrar con tarjeta de crédito, lo que «conllevó que algunos usuarios decidieron no alojarse al no disponer de dinero en efectivo». Todo ello se produjo, tal y como apuntaron, en una época estival en la que hay mayor afluencia de clientes de paso, en gran parte del extranjero.

No fue el único establecimiento al que afectó el robo. La Fiscalía destaca que los encausados también dejaron sin conexión telefónica a la estación de servicio Los Olivos, situada en las proximidades.

El ministerio público resalta que, en julio del 2015, estos tres jóvenes localizaron una arqueta que fracturaron y de la que consiguieron llevarse 15 kilos de cobre. El mismo día que lo sustrajeron lo fueron a vender a una chatarrería. Aunque el valor del cable ascendía a 100 euros, los desperfectos ocasionados superaron los 800 euros.

De los tres encausados, uno de ellos, Rafael Felipe R. B., ya fue condenado a pagar 8.500 euros por talar 3.500 olivos de una finca de Épila que no era suya y los vendió para leña. No lo hizo solo, sino que junto a él participaron seis jóvenes más. Todos ellos acudieron a la finca provistos de motosierras y hachas. Para evitar ser descubiertos, nunca arrancaban árboles de las hileras más próximas a los caminos y el resto lo hacían de forma desorganizada para ocultar la extracción.