Francisco José Canela Grima el joven vecino de Ricla que acabó con la vida de Robert Racolti de un tiro en la cabeza podría volver a sentarse en el banquillo de la Audiencia de Zaragoza para ser juzgado por este mismo crimen. Las acusaciones, entre ellas la Fiscalía, así lo acaban de solicitar en sendos recursos por no estar de acuerdo con el resultado de este caso que, inicialmente se juzgaba por asesinato y que el jurado popular consideró que no hubo intencionalidad, que fue un homicidio imprudente. Fue condenado a cuatro años, una pena muy inferior a los 25 años que solicitaron

Tanto el ministerio público como la familia de la víctima señalan que el veredicto «incurre en una falta de motivación», es decir, que los nueve hombres justos no ofrecieron de forma clara las razones por las que descartaron determinadas pruebas como, por ejemplo, que los especialistas del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) señalaron que no hubo forcejeo alguno y que el disparo se produjo a un mínimo de 50 centímetros. Sin embargo, en el informe forense presentado por las abogadas de la defensa, Laura Vela y Soraya Laborda, se concluía todo lo contrario. El jurado dio por buena esta última apreciación, pero para los recurrentes es necesario dar una explicación al respecto.

De hecho, la Fiscalía considera que esta falta de motivación hace pensar que en el veredicto «hay juicio de valor» lo que «deriva en una decisión arbitraria».

Por otro lado, el ministerio público pone en cuestión la labor del magistrado presidente del tribunal popular, Javier Cantero, de quien valora la redacción de la sentencia, si bien critica «la redacción de algunas preguntas». Como ejemplo señala que preguntó al jurado «si consideraba probado que Racolti se abalanzó sobre Canela Grima tratando de quitarle la pistola, forcejeando ambos». De esa frase, la Fiscalía critica la utilización del verbo «abalanzar» porque « según la Real Academia de la Lengua Española esta palabra es sinónimo de acometer, atacar, embestir...» lo que, al parecer, habría provocado confusión en el jurado porque «parece que fue la víctima la que atacó cuando el que sacó el arma y disparó fue el acusado».

Las acusaciones también destacan que el jurado consideró varias atenuantes (confesión, miedo insuperable e ingesta alcohólica) pero «no explicaron en qué fundamentos se basan».