Abogado-escritor

La escritora Magdalena Lasala ha sido la impulsora de este abogado que debutará en el mundo de la literatura. Ella misma presenta hoy Relatos para Mariana (Huerga&Fierro), en el Ambito Cultural de El Corte Inglés, a las 19.30 horas.

--¿Quién es Mariana?

--Es mi hija. Tengo otros dos más, Jacobo y Juan. Se lo dedico a Mariana porque hace dos años me preguntó ingenuamente: "Papá, ¿por qué no escribes?".

--Y se lo planteó...

--Sí, le confesé que siempre había tenido la tentación de escribir, es algo que le sucede a todos los lectores. Voy a intentarlo, me dije, porque ya de joven había escrito algo. Cuando esa petición no consiste en pagar algo, te ves obligado.

--Pero todo el mundo no posee facultades para todo.

--Yo creo que los hijos adivinan qué facultades tenemos los padres. Creo que nos conocen mejor que nosotros a ellos. Ellos nos observan muy a menudo...

--Debuta con relatos.

--Sí, son pura ficción, pura literatura. En la mayoría de ellos parto de una mínima anécdota autobiográfica y doy vuelo. Uno de ellos parte de una caja de latón que tenía mi abuela y eso me da pie para escribir.

--¿Será el primer paso para abordar una novela?

--Sigo escribiendo relatos, pero en un futuro querría abordar la novela, sobre todo por una razón: me siento demasiado cómodo en el relato y corro el riesgo de acomodarme. La novela es un acicate.

--Perdone que sea grosero, pero ¿no hay demasiados escritores?

--Hay muchísimos. Y con la particularidad de que no me limito a leer a mis contemporáneos. En realidad, soy más lector de autores clásicos, de la novela del siglo XIX y del teatro de Ibsen y Streinberg.

--Pero como lectores no podemos llegar a toda la oferta.

--Claro, pero la criba la tiene que hacer el lector. Hay que confiar en el instinto. Acudiendo a menudo a las librerías se refina el gusto. Yo creo que el libro adecuado acude en busca del lector y no al revés.

--Creo que le interesa mucho el cine.

--Llegué al cine antes que a la literatura, desde niño, cuando suspiraba porque llegase el jueves para ir al cine. Ten en cuenta que los sábados no eran festivos. Veíamos películas de piratas y sobre todo de actores. No existía el director, como ahora.

--Muchos escritores ven cómo sus guiones se llevan al cine. ¿Hay cierto vicio cinematográfico en sus relatos?

--No me gusta que el cine reproduzca exactamente la literatura. Yo creo que puede haber una idea cinematográfica, pero llevarla al cine no. Para que suceda eso tienes que desgarrar el relato, entrar a saco.